La victoria de Charlotte Hornets por 105-102 ante Detroit Pistons dejó una de las jugadas más ridículas de la temporada de la NBA, tras producirse un par de posesiones de ambos equipos fallidas, en donde no salió absolutamente nada. La pelota resbalaba de las manos y nadie parecía tener el control. Lo peor de todo: desde un lugar preferencial miraba Michael Jordan, propietario de los Hornets y considerado el mejor basquetbolista de la historia.
La insólita secuencia se produjo a los 3 minutos del segundo cuarto, cuando Hornets se imponía 39-27, y duró 30 segundos. Mason Plumlee, de los Pistons, intenta iniciar un ataque, pero pierde en el choque con Bismarck Biyombo y la pelota rueda al ras del piso, sin destino. A partir de ahí se produce una sucesión de errores, sin poder anotar en ambos aros. La pelota seguía “quemando” y la escena general parecía más de rugby que de básquetbol, hasta que la jugada termina con una falta de Sekou Doumbouya sobre Gordon Hayward, de Hornets.