En tramos decisivos, la categoría y el oficio tienen su propio peso. De eso, se valió Unión para hacer suya una historia que se le había complicado y solamente por el peso específico de sus nombres, pudo revertir en los últimos 15 minutos de partido el acertijo que le había planteado Atenas Pocito. Es que cerca de los 30’ del complemento, el Azul perdía contra el Mirasol pero se levantó, reaccionó y terminó ganando por 2-1 para darse el gusto de cerrar este tramo del 2013 siendo el único puntero de la Zona 4 y manteniéndose con vida en la Copa Argentina. Más, imposible.

Pero le costó mucho a este Unión. Es que en el primer tiempo no le pudo encontrar la vuelta al esquema que le planteó Atenas. Un modelo potenciado por todo el amor propio que le ponen los pocitanos, que lo llevan a pelear cada pelota como si fuera la última y a correr a todo el mundo en todos lados. Así, Unión nunca pudo adueñarse del control del partido. Intentó hacerse de la pelota, de presionar, pero no pudo generar el circuito futbolístico para complicar al fondo de Atenas. Llegó muy poco y tuvo apenas dos ocasiones en todo ese primer tiempo: primero con un cabezazo débil de Acevedo y luego, con un remate de Sacripanti que resolvió muy bien el arquero Domínguez.

En el segundo tiempo levantó el partido. Atenas se animó y en la primera que tuvo, lastimó. La armaron de derecha a izquierda, llegó vacío Ramón Gómez y lejos de querer su gol, asistió deliciosamente a Willy Bronvale para que el ídolo del Mirasol pusiera el 1-0 cuando apenas iban 9’ de ese segundo tiempo. No pudo reaccionar Unión. Quiso ir al frente pero se topó con la entrega ilimitada de Atenas. Y casi lo pierde el Azul porque Orlando Gómez tuvo dos chances clarísimas de sentenciar la historia, desperdició las dos y en la segunda, en la contra, llegó el castigo porque le cometieron penal a Cristian Pérez y el goleador, Lisandro Sacripanti lo cambió por el 1-1 que abrió otro partido.

Y así fue nomás porque Unión se le fue encima a Atenas. El Mirasol ya defendía con 5 en el fondo pero aún así, no pudo sostener ese empate parcial porque a los 41’, el jachallero Pérez decidió festejar su cumpleaños con el gol de la victoria al aprovechar un rebote en el palo tras un tiro libre de Molina. Unión lo había hecho. Con mucha personalidad, con la convicción del que se siente capaz de todo, quiso cerrar el año siendo puntero y lo consiguió no sin antes tener que sufrir por el enorme corazón de un Atenas que mereció algo más en Pocito.