Sábado 16 de junio de 2007. Un día frío a rabiar. El partido revancha por la final por el ascenso a Primera División entre San Martín y Huracán (en la ida había ganado 1-0 el Globo) debía comenzar a las 18.10. Pero a las 9.30 de la mañana de ese mismo día entró el primer hincha Verdinegro al estadio de Concepción. Desde ahí fue un desfile incesante. El equipo sanjuanino estaba obligado a ganar. Ya en pleno desarrollo del choque (en todo momento emocionante) Tonelotto abrió la cuenta con un penal y más tarde lo empató Larrivey. Todo eso fue en el primer tiempo. Después, en el complemento, vino lo mejor. En realidad, cuando se terminaba ese complemento. Porque en el último minuto se dio el gol de Brusco para el Verdinegro. Iban a penales. Pero, protestas, demoras y el árbitro (Daniel “El Sargento” Giménez) que da 8’ de alargue. Y, cuando el reloj casi cumplía esos 8’, el gran Luis Tonelotto metió el estiletazo de la gloria (3-1). Final y ascenso para el Verdinegro. El preciso momento en el que nació una rivalidad todavía hoy vigente.
Una rivalidad que perdura con los años

