El sentimiento de los sanjuaninos no tiene límites. Ayer, el Rally Dakar dejó San Juan para llegar a Río Cuarto, y en la partida de la 11ma etapa, 2 mil sanjuaninos se dieron cita en el paraje de Vallecito para ponerle todo el colorido necesario a la competencia.

En los dos puntos de espectadores los fanáticos demostraron -tal cual lo habían hecho el día anterior en El Salado- la pasión que sienten por los fierros. Según cifras oficiales 2 mil personas se dieron cita en la mañana de ayer en las dos zonas de espectadores.

La partida, que cumplió a rajatabla el horario pautado -fue a las 7 de la mañana a metros de la Estadio Guayama en Vallecito- y a los pocos kilómetros la primera zona de espectadores ya lucía un marco a pleno.

1.800 espectadores en la zona 1 y 200 en la zona 2 fueron las cifras oficiales de la convocatoria.

Muchos se habían dado cita desde la noche anterior, acampando y haciendo la clásica vigilia fierra con asado incluido. El clima en la mañana de ayer fue un atenuante que aportó lo suyo para que el público asistiera.

Es que lejos del calor infernal de la jornada anterior que hizo que muchos se fueran mucho antes de lo previsto, la mañana de ayer en Vallecito se presentó nublada, con una leve brisa de aire fresco que hizo aún más amena la jornada. Para aportarle el plus especial, pasadas las 10,30 de la mañana una tenue llovizna regó el entusiasmo de los fanáticos.

A las dos sedes de ayer había que ingresar por huellas. En una, 1.500 metros; en la otra, 7 kilómetros.

“No vine nunca a ver el Dakar, entonces este año queríamos venir pero ayer (por el jueves) con el calor fue imposible, hoy nos levantamos y no dudamos en venir”, contó Norma Molina una mujer de Santa Lucía que llegó con toda su familia para ver por primera vez la competencia y aunque dijo no ser fanática de los fierros, se mostró a gusto con el evento.

Lo cierto es que los fierreros alentaron a más no poder a cada piloto que hacia su paso por el lugar pero el momento más efusivo llegó exactamente a las 8.03 de la mañana cuando la Beta #83 de Alberto “Puchi” Ontiveros apareció en la recta principal de la zona de espectadores y al grito de “¡Dale Puchi!” los sanjuaninos empujaron con el aliento al piloto.

La escena quizás con menos fervor por no ser tan reconocido, pasó unas horas después cuando la Hilux #371 del otro local, Gastón Pastén, hizo su paso y muchos al reconocerlo también aumentaron la potencia de sus gritos.

El lugar se siguió poblando y a las 9 de la mañana prácticamente era imposible conseguir estacionamiento en la ruta y mucho menos adentro, por eso muchos tuvieron que caminar los 1.500 metros desde la ruta por una huella que desembocaba justo en el punto de espectador.

La situación no fue la misma en el “Arroyo de los Chanchos” ubicado unos kilómetros pasando la “duna mayor”. Es que en ese sector solo podían avanzar vehículos 4×4 y los mismos gendarmes aconsejaban a los vehículos menores que no lo hicieran por temor a quedar enterrado en las dunas.

Por ese camino había que recorrer 7 kilómetros hasta llegar a la zona de espectadores por lo que allí la convocatoria fue mucho menor.

El Dakar pasó por San Juan y durante dos días mantuvo a los amantes fierreros al borde de cada sector donde pasó algún vehículo. No importó el nombre ni mucho menos la marca, el fanatismo sanjuanino tenía que estar y estuvo.