Una imagen vale más que mil palabras. Aunque en este caso deberían ser dos. 4 de agosto del 2012: el mundo observa como Oscar Leonard Carl Pistorius se ubica en el andarivel de lanzamiento para la eliminatoria inicial de los 400 metros libres en los Juegos Olímpicos de Londres. Sin partir ya hace historia al ser el primer atleta paralímpico con doble amputación en competir en los ‘otros Juegos’. 14 de febrero del 2013: buzo gris con capucha tapándole la cabeza y la mirada fija en el suelo. Una toalla le cubre las muñecas para evitar la foto, que aunque no sea con las esposas puestas, igual es la más vista en el mundo. Pistorius es retirado de su casa en su Sudáfrica natal, detenido y acusado de asesinar a su pareja, la modelo Reeva Steenkamp. El atleta, orgullo hasta ese momento de buena parte del planeta, alega que confundió a la bella mujer con un ladrón, pero la policía desacredita eso y lo acusa directamente. Ayer se conoció que en casa de Pistorius encontraron un bate lleno de sangre, que sería de Reeva quien al momento de fallecer recibió cuatro disparos letales de una 9mm. Un dato: Oscar tenía por ‘costumbre’ dormir teniendo debajo de su almohada un arma de ese calibre. Mañana serán los funerales de Steenkamp y el abogado de Pistorius pedirá su libertad mientras sigue el proceso, algo que parece imposible de convalidar por parte del juez.
Este atleta sudrafricano de 26 años nació con malformaciones en ambas piernas y a los 11 meses se le amputaron a la altura de las rodillas al no tener peroné. Desde muy chico se vinculó al deporte: practicó rugby, handball y waterpolo. Un golpe jugando al rugby lo hizo elegir un deporte ‘en solitario’ y sin contacto físico. Lucho mucho para ser reconocido y llegar a tener la chance de competir con atletas sin ninguna amputación. El Tribunal de Arbitraje Internacional (TAS) le permitió hacerlo ya para Beijing 2008, aunque no obtuvo la marca. Lo hizo cuatro años después y conmovió al mundo. Hace cuatro días volvió a estremecer a todos, aunque esta vez de la peor manera.