En el Hilario Sánchez San Martín no le teme a nada, sale a matar o morir y le está dando sus réditos. Ayer superó 3-1 a Lanús, el único invicto que le quedaba al torneo y que pelea por el título, simplemente por su ambición de dar lucha hasta el final (quedan 4 fechas) para quedarse en Primera. Y si bien sigue en zona de descenso, le descontó a los que pelean mano a mano. Porque empezó ganado, el Granate se lo empató y pasó a dominar, y cuando parecía que se quedaba sin nada, Forestello se la jugó con las variantes (sobretodo con el ingreso de Lucas Salas) para quedar expuesto en la marca, pero yendo para adelante. Y así encontró el triunfo, incluso jugando con uno menos y con Lanús topándose con otra de las figuras como fue Ardente en el arco.

San Martín triunfó por su actitud de jugar al límite y tuvo su premio. El triunfo de la esperanza y el necesitado por el golpe que fue la derrota pasada ante Independiente. Nu hubo un cómo ganó, si no un por qué. Ya que en esta recta final sólo sirve ganar, dejando todo, hasta cuando parece que no se puede. Y en esa premisa justificó su festejo.

Apostó a la contra en su momento, esperando a Lanús, y cuando la visita quedó mal parado sacó la diferencia. A los 7’ ya ganaba con el gol de Gastón Caprari, tras el rebote en la barrera luego del tiro libre de Luna. Y ese fue el instante clave al que no pudo darle continuidad. Porque Affranchino la tiró afuera de frente al arco y el palo le devolvió el remate a Alvarez.

Lo perdonó y el Granate creció. Romero y Barrientos empezaron a ganar por derecha, y fue este último quien puso el empate desde 30 metros a los 28’.

Lanús terminó mejor el primer tiempo y en el segundo tuvo espacios. Forestello arriesgó con Salas y fue la carta ganadora ya que le dio el atrevimiento que le faltaba al equipo. Sobre los 25’ Marchesín se equivocó en la salida y Ledesma puso el 2-1, para festejarlo colocándose la camiseta sobre su cabeza y por eso lo expulsaron. Desde ahí se replegó, Ardente fue una muralla con 4 intervenciones y a los 44’ Salas habilitó a Riaño, quien selló el 3-1, para un triunfo que se basó en la actitud más que el juego.