Fue diferente, sí. Pero no dejó de ser una clásica. Por lo menos así lo sintieron los sanjuaninos que se dieron cita al costado de la ruta para ver el paso del pelotón.

Esta vez la ‘Mendoza-San Juan‘ modificó su recorrido para economizar gastos y solo recorrió de Mendoza hasta el control fitosanitario y por ese simple hecho, fue distinta a las demás. Igual la gente acompañó, sobre todo en Pocito, el departamento que recibió mayoritariamente la competencia. Allí estuvieron todos los ’locales’ disfrutando de la fiesta de los sanjuaninos. No faltaron los carteles, las banderas y los clásicos baldes de agua para refrescar al pelotón que ayer lo recibió con gusto por la alta temperatura de la tarde. Además, se pudieron observar muchas camisetas y banderas de River, que los hinchas futboleros salieron a relucir en forma de gastada por el triunfo de la noche anterior ante Boca. A pesar de que el fútbol no tenga nada que ver con el ciclismo, los sanjuaninos lo sienten así.

Además, la prueba superó las expectativas para la organización ya que desde el Club Ciclista Independiente temían en la previa que no se contara con un buen número de ciclistas, algo que finalmente no pasó. Fueron casi 80 los ciclistas que le pusieron el pecho al fuerte Sol sanjuanino que azotó la tarde de ayer y así darle el colorido necesario a la carrera.

Atrás quedarán esos momentos en que el pelotón era aún más numeroso para esta competencia. Pero si se tiene en cuenta que la Vuelta a San Juan ya pasó y que al mismo tiempo se corre la Doble Bragado, el número con el que se disputó ayer demostró que la clásica sigue siendo tal y eso no se puede cambiar. Mística que le llaman.