Cuarenta y seis partidos. Viajes en colectivos sin muchas comodidades. Sueldos adeudados que alcanzaban los tres meses y que obligó a la rescisión de contratos de varios futbolistas y reducción de sueldos para los referentes. Aun así, Sportivo Desamparados hizo posible lo que parecía imposible. El 26 de junio del año 2011 lograba el suceso más importante en sus 101 años de historia: ascendía a la Primera "B" Nacional. DIARIO DE CUYO reunió a parte de ese plantel para revivir la hazaña conseguida por un grupo de amigos, como ellos mismos se definen.

La convicción que tenía ese grupo donde se forjó una fuerte amistad que perdura hasta el día de hoy, los llevó a conseguir un ascenso que marcó un antes y un después en la rica historia del puyutano. Es que Desamparados eligió hasta el día para que su hazaña resonara más fuerte en un país que se había paralizado horas antes con el descenso de River Plate. Sportivo, como lo había hecho en la década del "60 pero esta vez yendo por un camino más sinuoso, volvería a rozarse con los más grandes del país como River, Rosario Central, Huracán de Parque Patricios y hasta Gimnasia La Plata que ese año jugarían en la segunda categoría del fútbol argentino.

"Nos subimos a una aventura porque éramos amigos, fue arriesgado pero por suerte salió de la mejor manera", comentó Cristian Pérez, uno de los delanteros de ese equipo que salía de memoria. Es que era un plantel corto, donde nadie sobraba porque todos eran indispensables.

Aguiar; Del Cero, Barth, Beratz, Díaz; Corvalán, Lamberti, Garrido, Álvarez; Pérez y Reinoso salía de memoria.

Era julio de 2010 cuando la dirigencia encabezada por Miguel Jofré y Miguel Rodríguez planearon un torneo diferente, apostando a un técnico foráneo y el nombre elegido fue el de Darío Tempesta. El técnico platense le dio una ideología de juego a ese equipo que lo marcó para todo el torneo. Porque si bien Tempesta después dejó su cargo para darle un paso interino a Edgardo Herrera y luego a Alberto Naveda, que llegó con una idea diferente y hasta un planteo distinto, ese Desamparados ya estaba acostumbrado a un juego, por eso la salida del "Beto" se dio pronto para que Sportivo volviera a las fuentes. El Víbora había finalizado esos 28 partidos de la Primera Fase del Argentino "A" en la tercera posición detrás de Talleres y Sportivo Belgrano con 10 triunfos, 11 empates y 7 derrotas. Comenzaba el Nonagonal y la situación económica del club ya se hacía sentir pero no importaba.

Ese nonagonal terminó con Sportivo lejos del ascenso con 2 triunfos, 3 empates y 3 derrotas pero quedaba una chance más, ir por el camino aún más largo y pasar cuatro llaves eliminatorias para aspirar a una Promoción y fue allí que se produjo una situación clave que marcó aún más a ese plantel. Es que las arcas del club estaban sentidas, hubo reducción de sueldos para los referentes y ya se había rescindido a varios jugadores, incluso uno de ellos, el cordobés "Pepe" Sánchez, quiso seguir en el plantel sin cobrar su sueldo. "Con meses de sueldos adeudados y varios problemas más, nos reunimos con los chicos un día para tomar decisiones. Cualquier plantel hace paro o toma otras determinaciones sobre todo porque nadie creía en nosotros pero nosotros sí, estábamos convencidos que podíamos llegar lejos. Teníamos buena relación con la dirigencia a pesar de todo así que decidimos jugar por el honor y dignidad", asegura Mauricio Del Cero, uno de los capitanes de ese plantel junto al todavía vigente Hernán Lamberti.

"Teníamos algo muy fuerte, nos dábamos una mano todos. Sabíamos lo que queríamos".

MAURICIO DEL CERO – Subcapitán de Desamparados

Desamparados no contaba con ventaja deportiva y debía definir las series de visitante. Ya siendo dirigidos por una dupla técnica de la casa como Daniel Garay y Luis Recúpero, Sportivo fue por todo. "¡Qué manera de sufrir! Empezábamos perdiendo casi todos los partidos pero no nos dábamos por vencidos nunca y lo dábamos vuelta para definir de visitante. La entrega de ese plantel nadie la puede discutir. Nunca me tocó otro plantel igual", afirma Matías Garrido, otro de los baluartes de ese equipo.

Unión de Mar del Plata fue el primer rival: en San Juan ganó Sportivo 3 a 2 y en La Feliz avanzó empatando 1-1. Después vino Douglas Haig, fue derrota en Pergamino por 3 a 2 y en la revancha ganó en Puyuta por 2 a 1 clasificando con ventaja deportiva. "A medida que avanzábamos la gente comenzaba a creer en nosotros. La unión que teníamos nos hacia cada vez más fuertes", expresó Tomás Salinas. Llegaba el poderoso Central Norte pero Sportivo, que ya estaba hecho a los golpes, no se achicó: ganó en San Juan 1 a 0 y ganó en Salta también 1 a 0. Enorme. La ilusión por el ascenso estaba cada vez más cerca y quedaba la última llave para definir el pasaje a la Promoción. Fue Sportivo Belgrano de San Francisco el rival en esa final del Reducido y lo sufrió en San Juan, ganando sobre la hora por 1 a 0 con gol de Del Cero y en Córdoba fue aguantar el 0 a 0 para avanzar a la Promoción. "El grupo humano y la idea clara del objetivo que teníamos desde un principio gracias al trabajo que había hecho Tempesta nos seguía dando resultados", manifestó Santiago Ceballos.

Con 44 partidos sobre los hombros, ese plantel no se resintió en lo físico según recuerda el profe "Toti" Fernández, todo lo contrario pedía trabajar más para llegar a la final con el poderoso San Martín de Tucumán de la mejor manera. Con un Serpentario atestado de público un frío miércoles por la siesta y con gol de Lisandro Beratz Sportivo dio un paso clave pero quedaba lo más difícil: definir en la Ciudadela. "San Martín se jugaba la permanencia y nos hicieron de todo. En nuestro hotel estaban alojados los hinchas tucumanos para no dejarnos dormir, tuvimos que cambiarnos de hotel y mandar a pedir todos los ahorros a San Juan", recuerda Jofré. Después, cuando partían rumbo al estadio sufrieron una emboscada de hinchas tucumanos que a fuerza de tiros y ladrillazos, le pusieron más dramatismo a la definición. "Habíamos pasado por tanto que una cosa más ya no nos importaba. Es más, creo que más fuerza nos dio", explica el Coneja Díaz. "Yo era de los jugadores más resistidos por la gente pero mis compañeros confiaban en mí", sostiene el mendocino Emanuel Reinoso, quien anotó el gol del ascenso y desató el delirio de un plantel que se había hecho a los golpes y que a pesar de todas las adversidades, un día como hoy pero hace 10 años, logró el ascenso más importante de la historia de Desamparados.