Ante Portugal era el partido. Era la prueba de fuego para saber dónde estaban paradas y con qué objetivo vinieron a esta lejana China. Era, sin medias tintas, el termómetro ideal para asumir lo que viene. Y las chicas argentinas demostraron que están firmes (victoria por 5 a 2). Enteras buscando ese sueño que es volver a ser campeonas del mundo.
Portugal se les paró firme. Jugó con lo suyo y sacó provecho de todo lo que tuvo a su alcance. Pero Las Aguilas jugaron otra vez un gran partido. Siempre buscaron el protagonismo. Siempre fueron al frente. Y, si bien en todo el primer tiempo y el principio del complemento, no pudieron sacar la diferencia que marcaron con su juego, se las arreglaron para ser mejores en la recta final del partido. En realidad para ellas fue una prueba de fortaleza. Y la aprobaron sin ningún tipo de discusiones.
De no mediar imprevistos, Las Aguilas terminarán primeras en su grupo clasificatorio. Eso las dejará bien paradas para lo que se viene. Y esto es lo mejor y más difícil. Y lo hicieron con personalidad. Y con juego también.
Porque hubo una actuación grupal sin fisuras. Y además se dieron performances individuales de primer nivel. Eso, lógicamente, preocupa a sus rivales.
Argentina cierra su fase de grupos frente a Chile, en la madrugada de nuestro país a las 3,30.
La tremenda actuación hasta el momento de la arquera Andrea Jara es un pilar fundamental a la hora de defender. Del ataque ni hablar.
Las chicas argentinas están encendidas y eso es muy bueno pensando en que aparezcan las variantes para la fase de definición.
Está la capacidad de Luchi Agudo, que es ‘la distinta‘. El tiro de Daiana Silva, la fortaleza de las hermanas Valentina y Julieta Fernández. La organización de Adriana Gutiérrez, la entrega de las dos Rodríguez (Lorena y Salomé) y la colaboración de Agustina Fernández (igual de Anabella Flores, si se la requiere).
Hay equipo, como dice la frase conocida. A medida que pase el torneo, todo se hace más difícil. Ellas lo saben y están ilusionadas.