Un verano millonario. Así se podría resumir lo que River Plate vivió en el segundo superclásico estival en el Malvinas Argentinas de Mendoza. Con un gol de penal de Rodrigo Mora volvió a vencer a Boca Juniors por 1-0 y se quedó con el Trofeo Luis Nofal. Con una primera parte favorable a Boca y un complemento donde equilibró las cosas, River redondeó un cierre de verano más que prometedor. Los cambios de Driussi y de Mayada fueron elementales para la levantada del equipo de Gallardo que en el primer tiempo fue superado por el mejor juego de un Boca desdibujado. En el primer tiempo, la nueva disposición de Boca terminó entregandole algo de paz en un verano que no fue el mejor. Con el modelo que eligió Arruabarrena, Boca tuvo fútbol, solidez y más juego que un River demasiado estático, superado en los anticipos y expuesto a errores propios en la última línea. Para males de Boca, ese mejor andar colectivo no encontró eco en la definición porque llegó pero no lastimó excepto en una llegada de Tevez a los 12’ con un remate desviado y después con un centro que el fondo de River no pudo sacar bien y que casi le queda para el gol a Lodeiro. River quiso reaccionar y le costó tiempo mostrar sus argumentos. No pudo coordinar y su mejor llegada fue en el minuto 44 cuando Fernández estrelló su remate en el palo del arco de Orión que sólo podía mirar. No hubo tiempo para más, pero al cabo de los primeros 45’ de juego, fue Boca el que dejó mejor impresión.
En la segunda parte, Boca fue otro y River también. El equipo de Arruabarrena perdió presencia física, se quedó, no tuvo precisión y eso le permitió crecer a River para emparejar el trámite primero y para ser superior después. Tevez ya no pesó, Chávez perdió contacto y Boca quedó aislado en ofensiva. Gallardo acertó con los ingresos de Driussi y de Mayada para dominar el clásico y si bien de inmediato no encontró profundidad, puso inquietar en especial con Driussi que tuvo dos chances netas. Parecía que el superclásico se encaminaba al empate pero apareció el infortunio de Sebastián Palacios para tocar en el área al Pity Martínez, cometiéndole el penal que luego Mora cambiaría por gol.
Con eso fue suficiente para que River terminara un verano feliz ante Boca, sin que le sobre demasiado. En Boca, la preocupación es grande porque los clásicos no se pierden.