La pasión por el fútbol no tiene edad pero la paciencia tiene sus límites. Es que jugar con la improvisación tiene costos altísimos y solamente por la muy buena voluntad del Equipo de Las Estrellas, en Trinidad se vivió algo de la fiesta que tanto prometían. Porque faltó organización, porque el papelón estuvo presente y toda la fiesta que se vivió desde muy temprano cuando las estrellas llegaron a San Juan, casi se derrumba. No fue el broche de oro que tanto imaginaron pero cuesta creer que Atlético Trinidad, un club serio en todas los aspectos, se haya prestado para tamaño despropósito. Pero hubo fútbol y nostalgia. Afortunadamente. Después de una hora y media de espera, de ver cómo y conqué podían reflotar el partido, Las Estrellas decidieron jugar para no quedar mal con el escaso público que apostó por la oferta de viernes de fútbol y recuerdos.

El equipo estelar se paró con Esteban Pogany en el arco y defendió con una línea de tres que armaron Héctor Almandoz, Oscar Ruggeri y Enrique Hrabina. En el medio, el formato para la contención lo encarnaron Walter Pico, Marcelo Gómez y Leonel Gancedo, teniendo a Ricardo Bochini como armador. Los puntas fueron tres con Claudio García, Ricardo Bertoni y Ariel López. Del otro lado, los sanjuaninos pararon en la cancha a Bove en el arco; Gerardo Avila, Raúl Gómez, Héctor Escrivá y Enrique Tello en la defensa; Gustavo Celani, Marcelo Castro y Hugo Moreno como volantes, Daniel "Cuqui" Castro de enganche y como dupla de ataque, Francisco Velazquez y Ricardo Dillon.

Valió la pena la espera. Ofrecieron mucho de lo que dieron en sus tiempos de gloria y la gente, esa pobre gente que casi se vio estafada, pudo tener algo de lo que fueron a ver. Pero claro, con improvisar se pierde prestigio y anoche en Trinidad, el papelón estuvo a un paso de copar la cancha.