Un personaje. Con todas las letras. Se hundió en el corazón del hincha de Unión y ese sentimiento se le metió en su piel. Basta con decir que en su teléfono tiene como tono de espera las canciones de la hinchada azul: Rodrigo Tula, mendocino, 33 años. El héroe en esta Copa Argentina, el papá feliz de sus dos nenas, el papá orgulloso de haber podido regalarle a la más pequeña (3 años) el mejor regalo en el día de su cumple. Las vueltas de la vida lo pusieron en San Juan después de un derrotero que incluyó el origen en Argentino de Mendoza, mucha historia en Deportivo Maipú, un pasó por la B Nacional con San Martín de Mendoza, la crisis en Gimnasia y muchas cosas más. Todo eso se le cruzó cuando le metió la mano derecha al potente remate de Caprari. Se sabía ganador, confiado y muy sereno. Es más, la cábala de besar la pelota antes del remate del rival ya había sido descifrada por Luciano Pocrnjic y no lo dejó hacerlo, para colmo Caprari limpió la pelota y esa señal le dijo a Tula que era ’el momento’. Se la jugó, se tiró sobre la izquierda y después de sentir el remate en su mano derecha, estalló en el delirio. Ahí, se le cruzó la película de su vida. El llanto de su esposa, el de sus nenas. Todo, todo junto.
‘Fue fuerte. Sin tener el casette puesto, te digo que pensé en mi familia. Es que la pasé muy mal hace apenas un año atrás. Yo había decidido irme a España cuando ya no podía ni entrenar en Gimnasia. Tenía esos espolones en los talones y las infiltraciones no hacían efecto. Me decidí. Nos fuimos con mi esposa a Islas Canarias y allá salió la chance de jugar. Estuve en dos clubes en Tercera División, iba todo encaminado pero llegó la crisis económica y se cayó todo. De pronto, ya no nos pagaban. Entonces se devolvió mi mujer y me quedó solo. La pasé muy mal. Era el momento del regreso a Argentina y cuando tenía casi todo listo en Maipú, apareció la oferta de Unión y hoy soy el tipo más feliz del mundo. Con eso, te digo todo‘, contó entusiasmado Tula en un miércoles distinto para él.
Venir al arco de Unión no era cosa sencilla: ‘Yo lo había enfrentado y sabía de su gente. Pero nunca me imaginé tanto cariño. El viaje hacia el estadio fue una locura. Yo íntimamente sabía que enfrentar a un equipo de Primera División era muy complicado pero apostaba al gran grupo que tenemos y confiaba. Soy muy creyente y me puse en las manos de Dios para lograrlo. Se dio y el regreso al club fue inolvidable. Yo pasé cosas lindas con Maipú cuando ascendimos desde el regional al Argentino B, pero con Unión, todo es diferente. La mejor decisión de mi carrera. Una cosa de locos‘, cerró Rodrigo que de locuras sabe bastante como para meter a Unión en los 16vos de la Copa Argentina.