En la noche escocesa del sábado, luego de haber perdido el partido de dobles con Juan Martín Del Potro ante los hermanos Murray, Leonardo Mayer se enteró que el capitán Daniel Orsanic había pensado en él para jugar el último partido, que eventualmente como sucedió sería el que decidiera la serie semifinal ante Gran Bretaña.
Y el ‘Yacaré’, como se conoce al correntino de 29 años tomó la designación con mucha naturalidad. ‘No sé por qué será pero en la Davis juego mejor que en cualquier lado. Siento que a veces se me hace más fácil. Ojalá que pueda seguir manteniendo esta racha’, afirmó luego de conseguir su undécimo triunfo en single sobre catorce presentaciones y amplió a diez encuentros su racha invicta.
Luego de su victoria ante Daniel Evans se emocionó hasta la lágrimas. Por su cabeza pasaron todas las cosas negativas del 2016. ‘Es algo muy particular para mí. Es un año difícil por todas las lesiones que tuve, pero salí al partido con toda la confianza que me dio el equipo. Estoy muy agradecido’, aseguró.
Mayer no participó frente a Italia en julio pasado. Una lesión en el hombro derecho lo tuvo a maltraer desde marzo y le hizo perder terreno en el ránking, donde pasó del 21ro lugar en el ránking del mundo de julio de 2015 al 131, aunque con la reciente victoria en el torneo Challenger de Manerbio, avanzó hasta el lugar 114.
La Copa Davis, como ocurría con David Nalbandian, significan mucho para Mayer. Tanto que este gran aporte que consiguió para, en noviembre, disputar la final contra Croacia, no sirven para olvidar, pero si para equilibrar las cargas emocionales luego de la frustración de no haber podido clasificar para los Juegos Olímpicos de Río, disputados en agosto pasado. ‘Cuando perdí en Roland Garros y ya no podía hacer nada para clasificarme para Río. Es más, tenía pensado jugar un Challenger después de París, pero no pude por el hombro. Me volví a Argentina con mucha tristeza. Ahí fue lo peor. Buscaba explicaciones y no las encontraba. Todo parecía hecho a propósito en mi contra. Hacía todos los tratamientos posibles y nada; solamente me paraba el dolor cuando dejaba de jugar’.
No se le cayeron los anillos por volver a jugar torneos Challenger, después de haber estado tanto tiempo en la elite. ‘Es lo que me tocó. Diferencias con los ATP hay muchas. Todo es más precario. En algunos lugares hacen cosas al voleo y los clubes son más chicos’.
La noticia que será papá en enero, era hasta anteayer lo poco o único extraordinario que le había pasado en el año. Lo otro fue cuando se enteró que Daniel Orsanic lo convocaba para jugar la semifinal. ‘En esos días estaba jugando en Francia, pero ya estaba con la cabeza en la Davis. Me gusta mucho jugarla. Me da energía. Dormís menos por los nervios, eso sí. Pero vale la pena’, sentenció.
