¿Qué se le habrá cruzado por la mente? Alguna imagen de la infancia en su Concepción natal. Una charla con el mentor de su apodo (Chiqui), su papá, Washington. Tal vez una anécdota con el único hermano varón que la vida le quitó hace un tiempo. Las sensaciones del desarraigo que padeció siendo un niño cuando arribaron con la familia a Buenos Aires apuntando a mejorar el día a día. Seguramente eso y mucho más se le vino a la cabeza a Claudio Fabián Tapia cuando transitó los últimos escalones para llegar a la Difunta Correa, en lo más alto del Santuario. Con su saco turquesa claro, pantalones negros y las zapatillas blancas que ya son una marca registrada del sanjuanino que presidente la AFA desde hace cinco años, Chiqui llevaba en las manos el máximo trofeo: la Copa del Mundo obtenida hace ocho días en el estadio de Lusail, en Doha. Estas jornadas ‘demoraron’ al hombre fuerte del fútbol en nuestro país en cumplir su mayor promesa deportiva.
Por eso cuando Lionel Messi alzó la copa, Tapia ya sabía que el momento de ayer sobre las 17.40 se iba a concretar. Como todo promesante, Tapia ingresó a lo más alto del Santuario y estuvo unos momentos a ‘solas’ con la Difunta. Fue ahí que no pudo contener las lágrimas y mostró su devoción por la figura mítica, que para muchos fieles es capaz de realizar diferentes milagros. La Difunta ha sido siempre un ‘sostén’ en la fe de aquellos que buscan en su creencia una ayuda divina para alcanzar cosas de difícil obtención. Ser campeones del mundo es una tarea más que compleja y de hecho Argentina recién volvió a sumar una estrella ecuménica 36 años después de ‘México 1986’.
"La Difunta nos deja el mensaje que siempre hay que confiar. Tener fe y apostar por los sueños", alcanzó a enunciar ya cuando bajaba del santuario, rodeado de funcionarios provinciales, encabezados por el gobernador Sergio Uñac, con quien el dirigente tiene una enorme afinidad y se mostraron muy cordiales durante toda la jornada.
Se espera que Claudio Tapia se tome unos días de descanso en la provincia y reciba al año nuevo en familia. Acá viven su única hermana, sobrinos y primos.
Fue un día histórico ya que en las anteriores dos ocasiones que la albiceleste se coronó, nunca la copa fue hasta el paraje de Vallecito. Tuvo que llegar un sanjuanino a la presidencia de calle Viamonte para hacerlo. De ahí, la expectativa que había en la Difunta desde el mediodía. La visita, sin caravana previa trayendo el trofeo, se esperaba para las 15.30 horas, aunque la vigilia se extendió dos horas más. Los fieles aprovecharon para cumplir sus promesas, sacarse fotos de los lugares más emblemáticos, empezando por el salón donde se encuentran elementos vinculados a la Selección de fútbol. De hecho, en esa habitación y dentro de un cuadrado de acrílico está la camiseta albiceleste firmada por Messi que utilizó en la pasada Copa América de Brasil.
En dos helicópteros, Tapia y la delegación que lo acompañó, que tuvo la presencia del futbolista campeón ecuménico Exequiel Palacios (ver aparte), llegó a Vallecito a las 17,31. Luego de descender y ante una fuerte custodia, se pararon al comienzo de las escalinatas que desembocan en la Difunta. En ese momento, los más de 500 espectadores arrancaron con el clásico de los clásicos: "Dale campeón, dale campeón…". Sonrisa a pleno fue la respuesta de Tapia y a continuación llegaron los interminables pedidos de "levantá la copa, Chiqui". Al principio, el directivo les ‘hizo caso’ aunque a medida que pasaron los minutos y con el cansancio a cuesta de los más de 30 grados a esa hora, la situación se complicó. El trofeo, cuyo peso supera los seis kilos y es una réplica exacta de la copa que levantó Messi en Medio Oriente, estuvo casi de forma exclusiva en manos de Chiqui. Sólo algunos cercanos pudieron sacarse una selfie con destino de ser inmortalizada en alguna impresión. Igual, no fueron muchos los privilegiados. Tras descender del santuario, Tapia accedió a sacarse algunas postales junto al público que lo aplaudió en varias ocasiones. Luego, el momento de la despedida veloz para subirse al helicóptero provincial tras un cuarto de hora en ese lugar tan especial para el mandamás de la AFA.
¿Volverá? ¿Cuándo? ¿Por qué? ¿Para cumplir cuál promesa? Nadie lo sabe. Solo él y la Difunta guardarán ese secreto. Quizá en un tiempo se conozca.
Otro campeón en la Difunta: Palacios
Fue la ‘sorpresa’ de la llegada a San Juan de Claudio Tapia. Es que durante el domingo y el comienzo del lunes, hubo distintos rumores sobre que el presidente de la AFA vendría acompañado de algún jugador campeón mundial e incluso trascendió que el propio entrenador, Lionel Scaloni, podía estar en la provincia con el máximo dirigente.
Todo quedó develado en la siesta cuando finalmente el volante Exequiel Palacios llegó al santuario junto al resto de la delegación que venía con la Copa del Mundo.
Muy amable y saltando el protocolo, el jugador que tuvo algunos minutos viniendo desde el banco de suplentes en el Mundial, se acercó a los hinchas que le pedían cerca del santuario una foto.
Se sacó selfies e incluso firmó autógrafos, todo siempre teniendo de ‘compañía’ en su pecho la medalla dorada de campeón mundial. Su look mostró parte de las celebraciones, ya que se lo observó con unos claritos amarillos.
Palacios tuvo una jornada más que especial ya que sobre el mediodía fue declarado ‘Ciudadano ilustre’ del partido de San Martín, en la provincia de Buenos Aires, donde vivió desde muy pequeño, luego de trasladarse desde su Tucumán natal.
En ese lugar del conurbano bonaerense, ayer fue reconocido junto a otro ‘hijo pródigo’ como el también volante, Enzo Fernández, con quien compartió la emoción sobre el escenario donde se hizo el reconocimiento a los dos.