En la ida había triunfado Unión por 2-1, lo que obligaba a Trinidad a tener que ganar para no quedar eliminado y meterse en la siguiente fase. Mientras que el Azul empatando accedía al pentagonal final por haber quedado entre los mejores 10 en el Apertura. Con esa necesidad encaró el juego desde el inicio el conjunto de Pagés, quien puso tres hombres de punta, aunque Paratore se recostó sobre la derecha tirado atrás. Pero la clave estuvo en el sector central, donde entre Muñoz y Costa coparon su sector, apoyados por Sánchez, las subidas de Guiñazú y la movilidad de Gigena y Martiní adelante.
Así demostró amplia superioridad sobre Unión, que errático en los pases y abusando de la jugada individual, vio como Trinidad fue inclinando la cancha. A los 7′ Hernán Muñoz reventó el travesaño desde 35 metros ante la estéril estirada de Biasotti. En el local Alfredo Castro era quien aguantaba en el fondo y eliminaba todo peligro.
Los de Pagés, sin rematar al arco, controlaban el partido y eran claros en el toque y las salidas. Minutos antes de la suspensión se entorpecieron entre Gigena y Martiní en el borde del área y ninguno pudo definir. Y cuando Unión mostró signos de recuperación, cayó la bomba y el partido se suspendió.