Sobran nombres, falta equipo. Esa fue la gran lección para el seleccionado argentino en su esperado debut en la Copa América 2001, en La Plata. Es que Argentina, con toda su constelación de estrellas, terminó siendo víctima de sus propias limitaciones aunque suene increíble. Lo maniató Bolivia y su entusiasmo, que poniéndole mucha gente en el medio, dejó sumido a la selección de Batista en la impotencia. Una situación que se cambió faltando apenas 15 minutos para el cierre del partido debut cuando Sergio Agüero puso luz a la noche con un golazo para el 1-1 final.

En el comienzo, Argentina insinuó más de lo que concretó realmente. Es que el tridente Lavezzi-Messi-Tevez presionó en la salida del rival pero nunca tuvo la claridad como para quebrar el orden boliviano. Nunca, en todo el primer tiempo, Argentina pudo poner el partido bajo sus condiciones. Nunca tuvo la profundidad necesaria como para llegar al gol, nunca pudo generar juego profundo. Eso, le terminó costando un amargo primer tiempo, con escasas llegadas y pocos méritos.

En la segunda parte, la sorpresa fue de Bolivia porque a los 2’, de un corner inocente, llegó ese taco inesperado de Rojas que enredó a Banega en el primer palo y confundió al arquero Romero para poner el 1-0 que congeló aún más a todo el estadio.

Argentina intentó sacudirse pero no tuvo respuestas. Batista movió el banco, mandó a la cancha al Kun Agüero, en busca de una profundidad contra la que atentó el escaso juego colectivo que mostró la selección nacional. Así, mal parado por momentos, Argentina pasó sobresaltos como aquella llegada de Martins, que solo y sin marcas, no pudo en el mano a mano con Romero.
El peso de las individualidades tenía que darle sus frutos a Argentina. Porque con Agüero en la cancha, el ataque ya fue otro y a los 30’, el Kun puso el 1-1 que encendió la reacción argentina. Esos 15 minutos finales mostraron lo mejor del debut para el equipo de Batista. Fue más presión, más llegada. Agüero tuvo una más y la sacó el arquero Carlos Arias a los 33’. Era el momento y Argentina lo fue a buscar. Bolivia no se achicó. Se animó con el correr de los minutos y hasta puso en aprietos a la defensa argentina. Hubo un par de chances pero nunca a fondo. El cabezazo de Burdisso en el final fue toda una postal.

Batista nunca pudo armar el circuito para la creación argentina. El peso de las individualidades conspiró contra el esperado estreno de la constelación albiceleste. Argentina no jugó bien. Decepcionó a propios y extraños. La selección de Batista buscó desesperadamente en los minutos finales pero su debut amargo y pobre ya estaba sellado. Argentina había despilfarrado el primer tiempo y gran parte del segundo. Su categoría, le alcanzó para salvar la ropa en los últimos quince minutos pero quedó muy claro que para pretender completar la fiesta de la Copa América con un título, a este Argentina le falta demasiado por más que le sobren nombres.