La segunda etapa de la 34ta Vuelta a San Juan entronizó como nuevo líder a quien ganó las dos ediciones anteriores, Laureano Rosas. El capitán del continental SEP-San Juan, se impuso en el embalaje masivo que definió el largo, y por momentos monótono paseo que se realizó ayer entre Albardón, Angaco y San Martín. La larga etapa de 166,3 kilómetros se completó en 3h41m55s, y en el podio de la misma acompañaron a Rosas Adrián Richeze (Agrupación Virgen de Fátima) y Ricardo Escuela (Municipalidad de Pocito). El líder anterior, Mauro Richeze (San Luis Somos Todos) no pudo pellizcar segundos de bonificación y cedió la malla blanca con lunares azules a quien pretende convertirse en el primer ciclista en ganar tres vueltas consecutivas.
Las rodadas, que dejaron fuera de competencia a varios protagonistas, fueron casi una constante en la segunda jornada de la carrera. Entre ellos debió abandonar el salteño Daniel Díaz (Selección Argentina). El doble ganador del Tour de San Luis podría haber sido uno de los animadores importantes en la etapa reina, la del ascenso al Alto del Colorado, que se realizará hoy.

Aunque cambió el líder, podría decirse que la de ayer fue una etapa de transición, porque tuvo las características lógicas de cualquier carrera de varios días que se disputan en otros lugares del mundo. Se pareció poco a las carreras, a los piques, que se dan habitualmente en San Juan. El pelotón viajó compacto durante todo el trayecto. Quienes lo controlaban no perdieron la paciencia en ningún momento, ni siquiera cuando Pedro González (Municipalidad de Pocito), Franco Vecchi (CEC-Mendoza) y Juan Esteban Molina (Squadra Marsan) llegaron a tener una diferencia de 3m15s. Los dejaron ir, anduvieron poco más de dos horas solos y cuando quisieron los neutralizaron. El juego del gato y el ratón se reiteró luego con la fuga que edificaron Ezequiel Falón (Municipalidad de Rawson Somos Todos), Claudio Aguero (Jácamo Refrigeración) y Franco Luna (CEC-Mendoza), les dieron soga hasta que llegaron a medio minuto y los neutralizaron faltando una decena de kilómetros para la meta.

Que la carrera tuviera un ritmo controlado tiene una explicación. Nadie gastó más de la cuenta porque cuidaron piernas para la cita matutina de hoy. Los candidatos de cada conjunto y sus gregarios se esforzaron lo menos posible. La máxima cuota de dramatismo estuvo dada en esos 15 segundos finales del embalaje en el que Rosas se puso de cabeza y demostró a todos que deberán trabajar y transpirar mucho para desbancarlo.