Los doce jugadores de la reserva brasileña entrenaron ayer en Johannesburgo mientras los once titulares se refugiaron en el hotel donde está concentrada la Selección para recuperarse del esfuerzo físico que demandó la victoria, de anteayer, por 2-1 sobre Corea del Norte en el debut del Mundial.

El seleccionador Dunga y su ayudante, Jorginho, dirigieron durante una hora y media una exigente sesión en el colegio Hoerskool Randburg, que combinó ejercicios de potencia física, ensayo de jugadas colectivas y finalización, y terminó con un partidillo en media cancha.

Los remates finales a la portería no resultaron precisos, lo que determinó al entrenador a extender los ejercicios. Dunga y su ayudante por momentos parecieron dos jugadores más, pues se involucraron en dinámicas de control del balón y centros para la salida de los guardametas Gomes y Doni.

Para hoy está prevista una práctica con todos los integrantes, pensando en Costa de Marfil al que enfrentarán el domingo.