Como en la ciénaga, cada vez que el seleccionado intenta dar el paso en lugar de emerger se hunde más y las respuestas al sinfín de preguntas quizás se encuentren en las propias palabras de los protagonistas. Una de las primeras declaraciones de Edgardo Bauza ni bien fue designado fue el ‘lindo problema‘ de definir entre tanto buenos jugadores. Si el escaparate de futbolistas a elegir es tan vasto por qué hacer jugar a uno en una posición que no le es natural. El propio Sergio Agüero confió que tiene que ‘adaptarse‘ a jugar detrás de Higuaín. Esto lo dijo un día antes del partido en Córdoba.

Por qué acotar a Paulo Dybala, como ante Perú, al sector derecho. Bauza dijo que cuando llegó a Italia jugaba allí. Por cierto, hace más de dos años que llegó a Italia y desde entonces se desempeña por el centro del ataque. ¿Por qué puso dos extremos zurdos como Di María y Gaitán? Se podrá decir que Lionel Messi también lo es. Como nadie puede osar pedirle a cualquier jugador del planeta que reemplace a Messi, tampoco debería colegir que si Messi lo hace también otro lo pude hacer.

Bauza tiene que acomodarse a las piezas con las que juega y por cierto lo hacen distinto a lo que mostró en sus exitosos pasos por clubes. Este plantel que lleva cinco conductores en seis años se movió de la mejor forma cuando tuvo un juego corto. Hace tiempo que no tiraba tanto pelotazo como lo hizo ayer, buscando el gol con centros ante la imposibilidad de hilvanar jugadas.

Bauza deberá definir a qué y con quién quiere jugar aunque si nos aferramos a las palabras, en la amarga medianoche en Córdoba le renovó la confianza al plantel al que confía emergerá desde ‘el dolor del vestuario‘. De aferrarse a sus dichos, seguirán los mismos o casi todos.

Hay jugadores que no están respondiendo al seleccionado por más que llenen de goles la redes rivales a sus clubes. Agüero e Higuaín hicieron muy poco para encontrarse con la pelota, en especial el jugador del Manchester City, que tenía esa función para unirse a los dos extremos y al Pipa. Y Banega tampoco fue nexo de juego. Hoy un equipo sin movilidad no tiene posibilidad de éxito y Argentina no la tuvo. Dante Panzeri acudía en sus libros de fútbol al exaltar el ‘altruismo‘ dentro de la cancha, es decir sacrificarse, brindar y servir al compañero, con un pase u ofreciéndose para el pase. Viene faltando eso en el seleccionado. Se viene Brasil en ese mismo Belo Horizonte de tierra ocre donde la mayoría de estos mismos jugadores durante un mes amasaron la ilusión de levantar la Copa del Mundo en 2014.

Entre ellos estuvo Messi, el principal responsable de haber llegado a aquella tarde de final en el Maracaná. Tal vez el rosarino conduzca al equipo dentro del Mineirao a reencontrarse con el éxito. Bienvenido sea, aunque la sola presencia de Messi no será la solución a los problemas de fondo del seleccionado top del ranking FIFA. Entrenador y futbolistas deberán asumir la necesidad de armar un equipo sustentable, esté o no Messi.

Argentina cambió pero sigue igual. La parsimonia de Bauza no ayudó a calmar nada. Una postal del desconcierto y un camino sin salidas por ahora.