Independiente sumó ayer tres puntos vitales en Bahía Blanca donde doblegó a Olimpo por 2-1 en un partido clave en la lucha por la permanencia en la máxima categoría del fútbol argentino.

Ninguno de los dos arriesgó mucho en la primera etapa. De los dos, Olimpo fue el que más intentó, pero Independiente fue el que mejor manejó la pelota, aunque careció de profundidad.

En los 25 iniciales el equipo de Avellaneda cortó los circuitos del mediocampo de Olimpo. Martín Rolle y Diego Galván no pudieron juntarse y tanto el paraguayo Néstor Bareiro como Ezequiel Maggiolo quedaron muy aislados.

Después de los 25, Olimpo equilibró la lucha en el medio y generó algunas acciones de peligro. Sobre los 28 pudieron combinar por primera vez Bareiro, Maggiolo y Rolle, cuyo disparo se fue por arriba del travesaño. Independiente ya apostaba mucho a los centros aéreos, pero los envíos encontraban siempre bien parado a un seguro Laurenao Tombolini.

Los minutos fueron transcurriendo y sobre el final Olimpo se siguió arrimando y cerca estuvo de desnivelar con un remate de Galván, que Hilario Navarro sacó con lo justo al córner.

Olimpo insitió en el comienzo del segundo período, pero a los 4 recibió un baldazo de agua fría cuando Parra cacheteó un tiro libre ejecutado desde la izquierda por Maximiliano Velázquez y abrió el marcador.

La media hora final fue vibrante. Sobre los 32 el colombiano Iván Vélez estuvo cerca de aumentar la diferencia, pero su disparo cruzado pegó en el poste; un par de minutos más tarde Furch cabeceó y sacó con lo justo Navarro al córner y a los 35 Vélez, otra vez solo frente a Tombolini, elevó su remate.

Independiente no podía cerrar el partido y Olimpo no podía empatarlo. Cuando parecía que se firmaba en empate apareció en escena Pato Rodríguez, quien dejó atrás a tres defensores y al arquero y aseguró una victoria vital que le da oxígeno a Independiente en su lucha por mantener la categoría.

De nada sirvió el descuento de Furch ya en tiempo adicionado. Independiente se llevó un triunfo vital y a Olimpo en un abrir y cerrar de ojos se le empieza a complicar el panorama.