La apuesta de la dirigencia al momento de contratar a Pablo Lavallén para ésta temporada fue grande. Sin experiencia en Primera División, pero con un conocimiento amplio y propuesta ofensiva por la escuela de River que trae, sus intensiones están dando sus frutos, más allá que todavía tiene los baches de un equipo en formación. Pero que a su vez comprendió que si juega a esperar y respetar al rival lo más factible es una derrota y fue la realidad cuando recibió a Boca (0-1). Que cambió, por ejemplo, el domingo ante un Lanús que llegaba con 4 triunfos y era el “cuco” de la zona 2.
Ante el Granate salió a jugarle sin esperarlo y ese fue el mayor mérito de la propuesta que desplegó. Fue intenso en sus pretensiones y marcando el rumbo del encuentro en base a su estilo de no regalar la pelota, jugar por abajo, no darle espacios al rival, ser profundo y hacer correr el fútbol. Virtudes de un equipo que se esfuman cuando le quitan el dominio y que es cuando se pierde y paga caro cualquier error.
Aunque son situaciones que para un equipo en formación le pueden suceder en las primeras fechas, pero que deben tener un fin porque el torneo sigue y no te da espacios para equivocación.
Ante Lanús hubo un cambio en la cabeza de cada jugador y sobretodo en la de Lavallén. Y tiene que ver con que de los errores se aprende. Y sobretodo de respetar demasiado al rival cuando en el fútbol argentino cualquiera le gana a cualquiera, sin importar la camiseta que esté enfrente. Por eso ante Boca jugó un pésimo partido, el peor de los 5 y que fue como consecuencia de que el rival portaba un nombre muy grande que va a contramano de su presente. Y lo pagó con una derrota que pudo evitarse, más teniendo en cuenta que el Xeneize pasa por un momento complicado y que ayer se justificó cuando echaron a Arruabarrena.
Lo positivo fue que Lavallén comprendió que no importa la camiseta que esté enfrente, que la que realmente tiene que mirar es la verdinegra. Y por eso hay un antes y después de Boca. Porque si bien antes de ese juego superó a Newell’s (2-1) e hizo un encuentro con reacción ante Racing para empatarlo (2-2), la actitud del equipo cambió en los dos últimos juegos para igualar 1-1 en Santa Fe con Unión y el 2-2 del domingo en casa contra el temible, en la previa, Lanús.
En ambos casos empezó ganando, manejando, tomando la iniciativa del encuentro, consciente de las pretensiones y sabiendo de sus limitaciones para suplirlas mientras la pelota fue dominio de San Martín. Y por ello el domingo tras el empate, el entrenador destacó: “me quedo conforme porque van 5 fechas y en 4 fuimos protagonistas con rivales complicados y eso me da tranquilidad”. El juego restante fue donde hizo todo al revés, fue el único en el que no convirtió goles, pero que sirvió para perderle el respeto a todos.

