En la tierra de Juan Manuel Fangio la tragedia dijo presente en el Turismo Carretera. Un domingo de luto no sólo para el automovilismo nacional, sino para el deporte de nuestro país. La muerte del piloto Guido Falaschi, de sólo 22 años, tras protagonizar un accidente espectacular en la penúltima vuelta de la final del TC, amargó el fin de semana por completo. El Principito, como se lo conocía a este piloto considerado por muchos como una de las grandes promesas del país y que había obtenido su título más importante hasta el momento en San Juan el año pasado, perdió la vida en el Hospital Municipal de Balcarce a donde fue trasladado tras el impacto en la pista el autódromo, que justo este fin de semana fue reinaugurado tras cambios en su pavimentación. Las dudas sobre la seguridad que brinda la categoría para sus pilotos otra vez entró en acción y más allá de los debates que surjan de ahora en más, lo cierto es que Falaschi falleció y que su amigo, Néstor Girolami, quien lo impactó de forma fatal, se encontraba anoche en Terapia Intensiva de forma estable, pero aún sin conocer el deceso de uno de sus más allegados en el mundo tuerca.
Falaschi se encontraba segundo en la final del TC cuando sucedió la tragedia que derivó en su muerte. Por detrás del líder en ese momento, Mauro Giallombardo, y transitando el penúltimo giro de la prueba, su Ford Falcon no pudo esquivar a uno de los rezagados como Leonel Larrauri, quien pese a observar la bandera azul tardó en dejar libre el camino. Tras el impacto, el auto de Falaschi se fue contra las gomas de contención del costado derecho de esa curva y al volver a pista lo impactó Guillermo Ortelli. La tierra, los neumáticos sueltos por todos lados y el caos se apoderaron de la escena. Pese a ello, varios de los pilotos, tal cual destacó el propio Ortelli, no bajaron la aceleración. Fue así que con el Ford de Falaschi atravesado en la pista recibió de lleno en la puerta del acompañante el impacto de su amigo, Néstor Girolami, en su Torino Cherokee. Las manos en la cabeza de los mecánicos que se observaron a través de la televisión presagiaban algo malo. Uno de los pilotos que se salvó del accidente y que se bajó para auxiliar de inmediato a Falaschi fue Juan Manuel Silva. El Pato, antes de conocerse la lamentable pérdida del joven santafesino, contó lo que le dijo al levantarle la visera de su casco: “Pato, tengo mucho calor en el cuerpo”, reveló. Según especialistas y más allá de aún no conocerse los resultados de la autopsia, esa frase de Falaschi pudo haber tenido que ver con la hemorragia interna que tenía. Es más, se habla que la palanca de cambio fue lo que le impacto en la zona del abdomen y que tuvo consecuencias trágicas para él.
La asistencia a Falaschi llegó de inmediato y en la propia pista. Se lo trasladó al hospital municipal de Balcarce en helicóptero, pero después de 40 minutos de reanimación la vida de Falaschi estaba perdida.
Como suele ocurrir luego de un hecho de esas características, llegaron las condolencias de los colegas y amigos. Y también los cuestionamientos, algunos espontáneos y otros por intereses diversos, sobre la seguridad en el Turismo Carretera. Un aspecto muy cuestionado en la categoría histórica de nuestro país y que en varios aspectos parece haber quedado algo atrasada respecto de las más nuevas como el TC 2000 o el Top Race. Un punto donde se hizo foco en las críticas pasó por el tema que los neumáticos no estaban atados con cadenas y así se desperdigaron por el trazado.
El viernes, a más de 250 kilómetros por hora, otro importante piloto del país como Agustín Canapino se dio un palo terrible, del cual salió ileso. “Son cosas que pueden pasarnos al andar a tanta velocidad”, reflexionó sobre el accidente el propio Falaschi el sábado, antes de hacer la pole. Un día después vivió la tragedia en carne propia este gringo de pocas palabras, bonachón y siempre con una sonrisa a flor de piel.

