Cuando los relatores deportivos se refieren a los boxeadores como "obreros del ring", habitualmente lo hacen para definir a aquellos púgiles de dilatadas y opacas campañas que suelen ser probadores de nuevas figuras. Si bien Orozco encuadra dentro de esta última definición, porque es una figura en ascenso. No escapa a la definición de laburante del ring.

El boxeo llegó a su vida cuando tenía 16 años, empezó en el club Unión, al que llegó acompañando a un amigo que era amateur, de apellido Osvaldo Marticorena. "El primer técnico que tuve fue Juan Carlos Vera", cuenta quien luego, aconsejado por José Rojas, actual presidente del Club Landini, se trasladó al gimnasio esa entidad, donde conoció a Juan de Dios Acosta, quien lo dirigió en sus primeros combates como profesional.

Las vueltas de la vida hicieron que conociera a Rubén Ojeda, quien lo dirigió en sus últimas tres peleas y con quien todas las tardes en un gimnasio de Rawson da piola al barrilete de sus sueños, haciendo guantes con los amateurs Carlos Sardines, Avelino y Willy Villarreal.