Quizás porque de niños debieron acostumbrarse a carencias materiales es que Mauricio Muñoz y Fabian Orozco, primero y segundo del ranking argentino supergallo, poseedores de campañas deportivas con pretensiones internacionales, no se hagan problemas de entrenar en el fondo de la casa de la Federación Sanjuanina de Box, lugar en el que faltan muchas cosas, pero sobran sueños.
Pasaron todo el invierno sin poder ducharse luego de practicar porque estaba roto el calefón, el apoyo de Carlos Cabrera, quien aunque está alejado de la función de promotor, se mantiene cercano al técnico Rubén Ojeda y se pudo solucionar el tema.
Quien se dé una vuelta por la calle Belgrano casi Obreros Sanjuaninos, en Villa del Carril, a eso de las cinco de la tarde, podrá sentir el seco ruido de los golpes de ambos púgiles a una bolsa colgada de un tronco que está apoyado en una pared medianera y en otra de lo que otrora habrá sido una despensa donde se hizo un agujero en los bloques para encajarlo.
Ese saco que se mueve pendularmente al son de los directos, cross y ganchos que ensayan una y mil veces, no es la única riqueza del lugar. La otra es una soga, de las que se utilizan para colgar la ropa, que se encuentra estirada entre la pared exterior de la cocina y la columna de esa especie de despensa.
Por cuestiones de horarios y espacio en otros clubes con mayores comodidades es que Ojeda tomó la iniciativa de trabajar con los dos en la Federación. Y, analizando los rendimientos sobre los resultados de ambos, puede afirmarse que tanto Muñoz y Orozco no necesitan confort para realizar su trabajo.
La intimidad generada en el trío ha permitido que conformen una pequeña familia en la que se tratan de ayudar entre todos. “Yo nunca pelearía con Mauricio”, afirma el Noni Orozco quien es siete días menor. Muñoz nació el 13 de septiembre de 1985 y Orozco el 20 del mismo mes y año. “Pienso que una pelea entre ambos no se dará nunca porque nos maneja el mismo promotor (Osvaldo Rivero)”, afirma el púgil que el pasado 8 de abril fue retador a la corona mundial del Consejo que posee el japonés Toshiaki Nishioka. Ese día durante una transmisión especial de Antena 1, en el resto bar “Tata” Escoda, Orozco no pudo contener las lágrimas al ver a su amigo derrotado en la imagen televisiva.
Hoy por hoy, la actividad nacional de la categoría de los 55,300 kg se circunscribe a ellos dos, quienes como Rocky en aquella película cuando pelea ante el ruso Ivan Drago (la cuarta de la zaga cinematográfica) no cuentan con ningún tipo de comodidad pero al igual que el héroe deportivo del celuloide están llenos de hambre de gloria.

