Tigre no pudo este martes torcer un destino que parece echado en la Copa Libertadores 2020. A sus tres derrotas iniciales le sumó esta noche un empate 1-1 frente a Bolívar en Victoria, en lo que se presentaba como su última chance de encauzarse. Y, para hacerlo más difícil de digerir, el conjunto de Néstor Gorosito sufrió fallas individuales que fueron claves en momentos que podrían haber cambiado la historia.
El conjunto de Claudio Vivas demostró su peligrosidad de entrada, cuando Marcos Riquelme pegó un tiro en el palo. Pero a los 17 minutos Facundo Giacopuzzi obligó al esfuerzo a Javier Rojas y Pablo Magnín aprovechó el rebote por la izquierda para marcar el primero.
Minutos después, el visitante fue por todo, estrelló un disparo en el travesaño con Erwin Saavedra y Leonardo Vaca se topó con Gonzalo Marinelli. Hasta que, a los 35, el arquero quiso salir jugando y, al rechazar el balón, éste pegó en un Riquelme que lo presionaba y terminó adentro de su arco. De forma impensada, el anfitrión echaba por tierra su ventaja.
El complemento se inició con otra clara para los bolivianos, un disparo de Álvaro Rey desde afuera del área que se fue cerca. Tigre tuvo sus momentos de asedio promediando la etapa, cuando Rojas se erigió en figura primero ante Facundo Melivilo y luego frente a un cabezazo envenenado de Magnín.
Parecía que el tiempo se escurría, pero el sabor amargo para los argentinos se agudizaría en el episodio final. Luis Gutiérrez metió la mano ante un cabezazo de Enzo Díaz y Magnín, en el minuto 47, fue a enfrentar a Rojas desde los 12 pasos. Y el guardameta confirmó su gran noche arrojándose a su izquierda y forzando a la pelota a pegar en el poste.
Definitivamente, no era la noche del Matador, que se quedó conmocionado por las oportunidades perdidas. Solo un milagro podrá evitarle la eliminación en el Grupo B, que cierra con tan solo un punto a falta de dos fechas.