Mucho se escucha en el pelotón biker que la rutina de realizar siempre los mismos circuitos y carreras similares les está oxidando el entusiasmo. “Son largas con terrenos muy duros que no sólo nos exigen estar muy bien físicamente, sino que también nos obliga a arriesgar las bicicletas. Hoy romper una rueda es todo un caso, sale muy caro reponerla”, es en resumen la crítica que se está haciendo carne en la notable merma de inscriptos que tienen, con respecto a años anteriores varias carreras, incluida “La Nikizanga”.

Formatos más cortos, que sean disfrutados también por el público (que suele ser la familia) que los acompaña, como el rural realizado ayer en Pocito es lo que se impone. Para darse cuenta sólo bastaba con preguntarles a los bikers si se habían divertido, la respuesta fue afirmativa.