Fue casi calculada la llegada de Carlos Tevez y Lionel Messi, en ese estricto orden cronológico, a la concentración en el hotel Radisson, donde un grupo de periodistas argentinos los esperaron largo rato, hasta que arribaron un par de horas antes de la medianoche del domingo. Tevez no hizo más que bajarse del automóvil que lo condujo desde el aeropuerto de Heatrow y antes de acercarse a la puerta del hotel el “Apache” ya estaba hablando con los enviados argentinos. Y lo hizo sin tapujos, con notoria sinceridad, como es su costumbre.
“Messi es el número uno, siempre lo dije”, aclaró, tratando de aventar lo que todo el mundo dijo sobre su marginación del equipo de Alejandro Sabella durante tres largos años y nadie se atrevió a desmentir con la firmeza que las circunstancias ameritaban.
“Uno sabe cuando está haciendo las cosas bien y debe ser convocado. Pero tampoco soy tan bol… como para no darme cuenta que antes no era mi momento”, disparó. “Porque jugando bien estaba jugando tan bien como ahora”, agregó.