Buenos Aires, 6 de Julio.- El sueño de la Libertadores ya era historia. Y, a esa altura de la noche, lo único que le quedaba a Santiago Silva era bronca. Mucha bronca. Y, para colmo, en el camino del Tanque se cruzó un periodista que no quería perderse las caras de sufrimiento del plantel xeneize y, por sobre una pared, filmaba y filmaba con su camarita. Hasta que…
Hasta que pasó el Tanque, justamente, y le manoteó la cámara. El cronista empezó a gritar, sorprendido, pidiendo que se la devolvieran, y después fue a la Policía, que al final intervino ante los dirigentes de Boca y logró la restitución.
