Las cosas que tiene el fútbol. San Martín ganaba 2-0. Bien. Cómodo. Hasta tranquilo. Pero en el complemento, casi en un abrir y cerrar de ojos, se quedó dormido. Sin respuestas futbolísticas, anímicas ni físicas. Entonces se le vino la noche. Tigre le metió dos pepas y se lo empató. Lo que quedó tuvo emociones a granel. Lo pudo haber ganado San Martín, como también lo pudo haber perdido. Fue 2-2. Con conformismo para la visita y con un gusto a fósforo para el Verdinegro. Claro, aquel sueño de sumar de a tres para ese flaco promedio se le esfumó de las manos por un lapso que sólo los que estaban adentro de la cancha saben porqué se dio.
Un partido, que San Martín lo tendría que haber ganado, terminó en empate simplemente porque el equipo sanjuanino no fue inteligente para controlar la pelota (ganando 2-0) ni ordenado para dominar los momentos.
La tarde arrancó bien para el Verdinegro. Con el vértigo por la derecha de Bogado, que estaba de vuelta. Y con la increíble tozudez de atacar a Tigre por las alturas. Luego, los minutos le darían la razón, pese a que la pelota siempre rebotaba en las cabezas visitantes.
Es que San Martín fue minando de centros al fondo visitante pero los grandotes defensores siempre respondieron. Eso fue hasta el minuto 16, cuando Luna metió un tire libre en el área y el vivo de Osorio hizo una que ya se le conoce: Se anticipó y la peinó al segundo palo. Golazo. Con la firma del colombiano.
Entonces San Martín se tranquilizó del todo y empezó a generar fútbol. De la mano de un Luna, ayer, bien activo en ese primer tiempo.
Por eso el propio Luna -a los 43’- le pegó fuerte y Caprari la desvió al gol (el árbitro se lo dio a él) descolocando a Albil. Todo bárbaro. Todo bien para el Verdinegro.
En el complemento entró el petiso Pérez García (al final el mejor jugador del partido) y todo cambió. Porque Tigre se adelantó y empezó a crear mucho peligro sobre Corti. San Martín se equivocó al seguir tirando centros al área rival, pero esta vez frontales.
Y el local se fue durmiendo. Equivocándose en dejar que Tigre maneje la pelota. Con Botta mucho más incisivo y Pérez García incontrolable, la visita, en 3’, llegó sorprendentemente a la igualdad. Primero González cruzó un tiro magnífico y después Echeverría cabeceó a quemarropa. Nada que hacer para Corti en ambas, a pesar de su buena tarde.
San Martín, sorprendido, intentó reaccionar. Lo hizo y volvió a atacar con todo. Pero Tigre, ya feliz, contraatacó con olor a gol en cada jugada. A los 35’ Riaño se escapó al gol y cuando se preparaba para pegarle, Leone lo empujó. Fue fuera del área pero Laverni, hasta ahí de buen arbitraje, no dio nada. Pero, a instancias del juez de línea, cobró la infracción y expulsó a Leone. El libre pasó sin noticias.
Los últimos minutos fueron dramáticos. Tigre, por dos veces, estuvo por convertir pero Botta eligió la personal. Lástima San Martín. Lo tenía pero se durmió y se le escapó. Tendrá que aprender la lección.
