Los números, crueles y fríos, nunca mienten y en este 2023 le están marcando el paso al Atlético San Martín de una forma contundente que lo han metido en un laberinto que solamente el plantel puede resolver. El curioso juego de cifras y números le marcan que en este primer tercio de la Primera Nacional, San Martín ganó 3 de los 11 partidos que jugó y que en cada uno de esos triunfos tuvo un técnico diferente: Yllana contra Patronato de Paraná, Antuña contra Defensores de Belgrano y Monasterio contra Estudiantes de Río Cuarto. Dos de visitante, el restante en San Juan. Empató 5 en lo que va de la campaña y con Yllana al frente, fueron tres: Almirante Brown, Güemes de Santiago del Estero y Alvarado de Mar del Plata. Con Monasterio son dos: All Boys y Nueva Chicago. En el rubro de los perdidos, las derrotas son tres: con Yllana, ante Deportivo Morón y Gimnasia de Mendoza. Mientras que con Monasterio se dio la primera y contra San Martín de Tucumán. En los goles, su contundencia está entre la media de Flandria, Alvarado y Güemes pero solamente por encima de Morón. Apenas 8 goles en 11 juegos, demasiado escuálido para pretender más. En los goles en contra, la caída en La Ciudadela lo puso en negativo, con 9 goles sufridos, pero no en la zona roja de los más vapuleados como San Telmo, que es el más castigado con 18 goles en contra.
Por la fecha 12, Atlético San Martín recibiría a Temperley el domingo a las 17 en el Pueblo Viejo.
Es un momento clave en la temporada de la Primera Nacional para este Atlético San Martín. El laberinto de los números marca de cuerpo entero lo que se está jugando el Verdinegro. A ese inicio fallido, respondió con la llegada de César Monasterio que en su ciclo comenzó ganando, metió dos empates seguidos y ahora probó el amargo sabor de la derrota en Tucumán. El escenario ya está completo y puede que sea la gran oportunidad para terminar de encontrar el perfil que lo reubique en las posiciones. La caída en La Ciudadela lo dejó casi afuera de zona de Reducido y el objetivo primordial es encontrar la línea de juego antes que mirar las posiciones. El plantel está armado, tiene esos nombres y el trabajo de Monasterio con su cuerpo técnico es reacomodarlo y optimizar sus recursos. Se viene Temperley que al cierre de esta edición jugaba con Defensores Unidos de Zárate en un choque de dos que están muy bien posicionados. San Martín sigue navegando en la búsqueda de su identidad. Ya pasaron tres entrenadores, ganó un partido con cada uno de ellos, pero aún no consigue consolidar su perfil.