El enganche de Boca Juniors Juan Román Riquelme trabajó ayer en forma diferenciada de resto de sus compañeros porque no se recuperó de una sinotivis en la rodilla izquierda y su presencia en el partido del domingo ante San Lorenzo está en duda, de quien no quedan dudas sobre su marginación es Federico Insúa. El mediocampista padece un desgarro en el abductor derecho, lesión que lo marginará por 21 días de las canchas.
Durante el ensayo realizado por la mañana en el predio de Casa Amarilla, Riquelme realizó tareas físicas en el gimnasio del complejo, con el kinesiólogo Leonardo Betchakian, ya que no se recuperó totalmente de su lesión.
Otros que también no entrenaron con normalidad fueron, el mediocampista Cristian Erbes que padece una contractura en el abductor izquierdo, y también concurrió a un establecimiento privado para realizarse un tratamiento bucal -se le extrajo una muela- y el defensor Ezequiel Muñoz sufre una contractura en el abductor derecho.
Al predio de Casa Amarilla no se presentó el zaguero brasileño Luiz Alberto, quien rescindió su contrato con Boca -tenía un vínculo laboral hasta diciembre de este año- y ahora tiene previsto incorporarse al Santos de Brasil.
Por otra parte, allegados a Riquelme comentaron a la Agencia Télam que el jugador "está tranquilo" y "dispuesto a concurrir" a la citación que le efectuó el fiscal en lo Contravencional, Penal y de Faltas de la Ciudad de Buenos Aires, Martín Lapadú, por las declaraciones que efectuó la semana pasada donde reveló que pasó "una situación desagradable" en referencia a un supuesto "apriete" de la barra brava del club.
Riquelme deberá prestar declaración el 27 de abril, a las 12, y según sus allegados, la megaestrella xeneize cuando se enteró del requerimiento dijo que está "tranquilo" porque "no tiene nada que ocultar".
En el plano estrictamente futbolístico, el técnico Pompei esperará hasta mañana la evolución de la lesión de Riquelme, ya que lo considera una pieza clave en el funcionamiento del equipo.

