Pocos lo hubieran imaginado. Ganador del trofeo en ocho oportunidades, Roger Federer fue eliminado en los cuartos de final de Wimbledon ante un rival inferior. En un partido increíble, el sudafricano Kevin Anderson (8° del mundo) se impuso al defensor del título -y que llegó a tener una ventaja de dos sets- al superarlo por 2-6, 6-7, 7-5, 6-4 y 13-11 en cuatro horas y 13 minutos y tras un quinto set que duró una hora y media.

 

Fue una batalla impensada. Federer, número 2 del mundo pero en un duelo permanente por la cima del ranking con Rafael Nadal, había jugado un primer set casi perfecto frente a Anderson. Con el 92% de los puntos ganados con el primer saque, cifra que ascendía al ciento por ciento con el segundo (apenas requerido en cinco oportunidades), el suizo se llevaba el parcial inicial por 6-2.

 

Sin embargo, el panorama comenzó a complicársele. En la segunda manga, aparecieron los aces del sudafricano (7) y crecieron los errores no forzados de Federer (siete por lado), lo que provocó que la definición se estirara al tie break, donde igualmente el ex número 1 del mundo se impuso por 7-5.

 

Pero todo podía ponerse aún peor y así ocurrió. Anderson se animó y aprovechó una de las dos oportunidades que Federer le dio para quebrarlo, mientras que el suizo dejó pasar sus cuatro chances y con ellas se esfumó el tercer set, que quedó en poder de su rival por 7-5.

 

 

Nadie, sin embargo, se animaba a dar por muerto al rey de Wimbledon. Ni siquiera Anderson. En el cuarto set, las estadísticas siguieron en crecimiento para él, mientras que Federer no lograba pasar el 80% de puntos ganados con su primer saque. Y los errores no forzados se acumulaban de su lado de la red, mientras que en el otro todo lo que pasaba volvía. Por eso, el sudafricano logró ganarlo por 6-4.

 

El saque de Federer, esa herramienta tan fundamental ante un jugador de 2.03 metros, pareció reaparecer en el quinto set, el definitivo. Un buen game de servicio en el séptimo y un juego en cero con el set 7-6 ilusionaban al suizo con un cierre a su favor.

 

Pero Anderson estiró la agonía. Después de casi una hora y media, consiguió el quiebre (12-11) y con su servicio no tuvo fallas para cerrar el partido y eliminar al mejor jugador del mundo sobre el césped de Wimbledon.

 

Se dio el gusto, además, de lograr su primer triunfo en cinco enfrentamientos ante Federer, el primero sobre esta superficie. Antes, el suizo le había ganado en el Masters 1000 de París 2013, Indian Wells 2014, Masters 1000 de Roma y de Cincinnati en 2015.

 

Esta victoria también le traerá consecuencias en el ranking. Anderson, al menos, subirá hasta el séptimo lugar, su mejor posición histórica. Y buscará también hacer más historia en Wimbledon, donde por primera vez jugará unas semifinales. Su mejor actuación en Grand Slams, por ahora, fue la final perdida el año pasado con Nadal en el US Open. ¿Logrará repetir en Londres?