La Supercopa Argentina tiene nuevo dueño y se trata de River Plate. En una vibrante final ante Estudiantes, el Millonario arrancó perdiendo prácticamente desde el vestuario, pero dio vuelta el resultado gracias al gol en contra de Zaid Romero y un verdadero bombazo de Rodrigo Aliendro y gritó otra vez campeón en Córdoba con el 2-1 final.
El encuentro comenzó cuesta arriba para el equipo de Martín Demichelis (en la previa se dio un tibio saludo con Enzo Pérez, ex-capitán de River) ya que, a los tres minutos de iniciado el partido, Javier Correa sorprendió a la defensa del Millonario con un cabezazo que significó el 1-0, gracias a un gran centro de Edwin Cetré.
El conjunto de Núñez pareció sentir el golpe, pero aún así contó con varias chances de encontrar el empate, aún sin claridad. Primero, con un cabezazo de Paulo Díaz que exigió al arquero del Pincha, Matías Mansilla. Después, con un tremendo remate de Miguel Ángel Borja que Mansilla contuvo sin dar rebote y de manera excepcional.
En el complemento, las jugadas de riesgo fueron prácticamente todas de River. Sin embargo, Mansilla seguía firme y parecía imbatible para los atacantes del Millonario. La impaciencia entre los fanáticos del club de Núñez se hizo sentir y los hinchas pidieron por los pibes. El camino de la remontada empezó en los pies de Pablo Solari, quien a los 34 minutos intentó un centro que se desvío en Zaid Romero y terminó en el fondo de la red de Mansilla. El empate se reflejaba en el marcador y la final parecía encaminarse hacia el alargue… pero Rodrigo Aliendro tenía otros planes.
El mediocampista -que había ingresado a los 43 minutos por un Facundo Colidio de partido discreto- se encontró con una pelota a los 46 minutos y, tras correr en diagonal hacia el centro del frente de ataque, remató con fiereza y clavó la pelota en el ángulo superior izquierdo del arco de Estudiantes para el 2-1 y la coronación tan esperada como deseada.