River igualó 1-1 ante Atlético Paranaense en Curitiba, en el inicio de los octavos de final de la Copa Libertadores. Paulo Díaz, de cabeza, a los 89 minutos de juego, firmó la igualdad para la visita, que lo deja mejor parado para la revancha. Bissoli había gritado para el dueño de casa, en un partido regular del Millonario, pero en el que de todas maneras había sido superior en varios pasajes del cotejo. Además, contó con un hombre de más durante 25 minutos, por la expulsión de Reinaldo, que logró usufructuar sólo parcialmente.
El por qué del esquema más conservador de River se explicó en la postura del local, con tres delanteros.Paranaense pudo golpear ya a los 3 minutos, cuando en un ataque (¿hubo falta en la cortina dentro del área?) tuvo un remate franco, de frente al arco, y lo desperdició por encima del travesaño. Con el correr de los minutos, el Millonario se fue acomodando en el campo, con su presión adelantada y Nacho Fernández moviéndose entre líneas y Matías Suárez no dando referencias a los defensores.
Justamente el ex Belgrano pudo lastimar en dos corridas. En una, marchaba en soledad hacia el arco, pero un defensor lo alcanzó y llegó a cruzar justo. En otra, enganchó desde la derecha y su remate salió suave, por lo que fue controlado en dos tiempos por el arquerito de Paranaense. Todo, en el contexto de un duelo áspero, que en el inicio mereció varias tarjetas, pero el árbitro colombiano no supo marcar los límites. Por ejemplo, en el topetazo de Sosa a Leo Cittadini, que pudo ser expulsión.
River fue superior, mantuvo el control de la pelota y se hizo ancho con la proyección de los laterales, pero no generó tanto peligro como en otros partidos de la presente Copa Libertadores. Apenas un cabezazo de Paulo Díaz, de sobrepique, que el guardameta Bento envió por encima del travesaño.
Paranaense salió con otra decisión a la segunda parte. Si bien fue River el que provocó peligro con un intento de Fernández que Suárez no llegó a desviar, y a partir de un tiro de Borré, de a poco empezó a merodear el área de Armani. Y a los 11 minutos, el ingresado Bissoli paró el esférico en el borde del área y, sin una marca celosa, sacó el remate, ajustado, junto a un palo, que decretó el 1-0.
Inmediatamente Gallardo apostó por el ingreso de Carrascal por De la Cruz, quien se marchó ofuscado y se lo hizo saber al ayudante de campo Matías Biscay. Y después mandó a la cancha a Julián Álvarez por Borré. Casi simultáneamente, Reinaldo levantó la pierna de más ante Montiel y, como estaba amonestado, dejó a Paranaense con 10 hombres. El DT lanzó los dados, sacó un lateral (Casco) y llamó a Pratto, tal vez leyendo que en donde más padeció su equipo fue en la finalización.
El Millonario apretó a su adversario, pero mayormente con centros o balones cruzados, lejos de su mejor versión. Tuvo la igualdad Carrascal de cabeza, a seis minutos del final, pero la pelota dio en el travesaño, picó en la línea y salió. Pero a los 89 Paulo Díaz saltó más que todo Paranaense y con un testazo impecable sentenció el 1-1.
En el tiempo de descuento River casi lo gana. Un cabezazo solitario de Sosa que se marcó por arriba del larguero dejó al conjunto de Núñez con sabor a poco. Porque se sabe superior, en el nombre por nombre, a su adversario. Sin embargo, el empate y el gol de visitante dejaron a los conducidos por Marcelo Gallardo bien parados para el duelo de vuelta, que se disputará el próximo martes 1 de diciembre, a la misma hora, en el estadio Libertadores de América (el Millonario hace de local en la cancha de Independiente ya que el Monumental se encuentra en obras). El ganador de esta llave se medirá en la siguiente instancia ante el vencedor de Nacional de Uruguay e Independiente del Valle de Ecuador.