Cada vez más afinado en concepción, confección, terminación del juego y todo lo que atañe a un buen equipo de fútbol, River la pasó mal un puñado de minutos y después resolvió con jerarquía su choque con Estudiantes, sumó su sexta victoria en serie y se encamina a la coronación en una Superliga en la que Boca aspira a desplazarlo de arremetida.
Aunque se suponía que su partido en el flamante estadio de Estudiantes era el más difícil de cuantos debía afrontar, River resolvió el compromiso con una solvencia que excedió la conquista de los goles del colombiano Rafael Santos Borré en el primer tiempo y del cordobés Matías Suárez en la segunda etapa.
Cuando fue presionado en el medio campo, el equipo que orienta Marcelo Gallardo supo atravesar los momentos de marea baja y, aunque gozó de la dosis de fortuna indispensable para cualquier orden (por caso, el remate de Nahuel Estévez que se estrelló en el ángulo de poste y travesaño), llegó a la hora señalada en materia de funcionamiento, riqueza individual y jerarquía.
River ha ganado todos los partidos que jugó en 2020, marcha tres puntos por delante de Boca y depende de sí mismo para llevarse el título: el sábado recibirá a Def. y Justicia, y, en la última, visitará a Atlético Tucumán.
Estudiantes, que perdió su segundo partido consecutivo y ha cedido mucho terreno en su propósito de clasificar a la Copa Sudamericana de 2021, expresó la curiosidad de que sus dos mejores jugadores resultaron un veterano de 35 años (Javier Mascherano) y un chiquilín de 16 (Darío Sarmiento).
"No nos pesa", dijo Gallardo consultado acerca de la eventual presión que representa que su equipo tenga el campeonato en sus manos, pero lo cierto es que tampoco a Boca acusa signos negativos en su condición de escolta pertinaz y juramentado.
Un gol de Carlos Tevez, en racha venturosa, más dos de Eduardo Salvio en el cuarto de hora final sellaron el contundente triunfo de Boca ante la formación más floja de la Superliga, Godoy Cruz Antonio Tomba, que ha perdido 16 de los 20 partidos que jugó.
Primero al mando de Gustavo Alfaro y ahora de Miguel Ángel Russo, Boca ostenta números dignos de un campeón (apenas tres derrotas y ocho goles en contra en 21 presentaciones), pero dadas las circunstancias y el gran nivel de River acaso terminen por ser insuficientes.