Buenos Aires, 24 de noviembre.- No es novedad decir que Juan Román Riquelme y Martín Palermo se llevan mal hace tiempo, ni se miran, no se saludan, no se bancan… Sin embargo últimamente estuvieron juntos.
La barra brava de Boca logró lo que el fútbol no pudo. Según el diario Olé, Mauro Martín y sus amigos organizaron una función estelar del negocio de las peñas, esto es, llevar jugadores al Interior y zonas del Gran Buenos Aires y armar cena show donde se cobra cubierto, foto con el ídolo y prendas autografiadas.
Los jugadores, que dicen no poner plata, en realidad lo que hacen es financiar a los violentos con su presencia. Palermo ya había asistido a varias y Riquelme hizo su primer aporte dos años atrás, en Luján. Pero nunca habían estado juntos. Hasta este lunes: en la noche de San Fernando, en un salón para 300 personas ubicado pasando el Bingo King de la calle Madero, los dos ídolos entraron juntos, de la mano de La Doce.
Mientras Battaglia y Caruzzo entretuvieron a la multitud que pagó 100 pesos el ticket para estar allí. El momento cumbre llegó, las puertas se abrieron para el Diez y el Nueve. Ambos se quedaron media hora, agradecieron el apoyo de la gente y dijeron que tiraban para el mismo lado. Sí, para el de La Doce, que hizo un negocio redondo: entre entradas y merchandising habrían levantado casi 40 mil pesos.
Además Mauro mostró quién tiene el poder de la segunda bandeja que da a Casa Amarilla. Porque aunque suene tremendo, los jugadores y dirigentes le responden a él. En cuanto a la organización, el número para comprar la entrada era el de un celular y éstas se vendían en forma personalizada y con una condición: nadie podía llevar cámara de fotos. Ya que las capturas se vendían.
Lo cierto es que Riquelme y Palermo estuvieron juntos y por primera vez ambos tiraron para el mismo lado. Todos juntos, brindando por el poder de una barra que tiene como escudo protector la connivencia de dirigentes, jugadores, políticos y policías.
