El ciclista bonaerense Roberto Richeze se adjudicó ayer la trigésima edición de la Vuelta a La Bebida. El corredor de la Agrupación Virgen de Fátima, que había ganado la primera etapa el sábado, se adueño de la contrarreloj matutina y con la diferencia que le sacó a su principal adversario, Juan Pablo Dotti (Stylo Bike San Juan) que estiró la ventaja a nueve segundos en la clasificación general, puso al de Bolívar en una encrucijada de difícil resolución.

Para desbancarlo Dotti debía lograr los 10 segundos que otorga la bonificación al ganador del parcial y que el mayor de los hermanos oriundos de Bella Vista no ingresara entre los tres primeros. Situación que parecía utópica si se tiene en cuenta que Richeze lo marcó toda la tarde, pegándosele a su rueda sin darle, siquiera, la otra opción que era un intento de fuga postrero de esos que suele pegar Dotti al final, cuando las piernas pesan como una deuda y el aire llega a cuentagotas a los pulmones. Táctica que varias veces aplicó con éxito.

El sábado, mientras saboreaba las mieles de la victoria parcial, Roberto Richeze explicaba que la contrarreloj, aún siendo corta, iba a “seleccionar” al grupo de punta. Y razón no le faltó porque después de ganarla se afirmó estirando su ventaja con respecto a Dotti y dejando a una docena de rivales entre los 40 segundos.

Con dos hombres en los tres primeros puestos, Richeze y Naranjo, primero y tercero, el conjunto de la Agrupación Virgen de Fátima podía apelar a dos chances de victoria. Apuntalar al de Bella Vista sería la principal táctica de una estrategia que no daba lugar a la derrota. Richeze tenía que preocuparse pura y exclusivamente de no ser sorprendido por Dotti y sus compañeros harían el resto, como blindarlo para que viajará tranquilo hacía una victoria sin sobresaltos. Claro que, Naranjo, también podía llegar a atacar si se presentaba la ocasión. Con tanta expectativa positiva por el lado de los que representan a la ONG de Chimbas, las opciones para que Dotti pudiera patear el tablero eran muy escasas, por no decir nulas.

Aún con ese panorama, bastante oscuro y en desventaja numérica, Juan Pablo Dotti peleó por sus chances, lo que mantuvo en vilo la incertidumbre de quien ganaría hasta el final, porque cualquier decisión errónea podía ser aprovechada.

Así se fueron dando algunas escaramuzas, con fugados que no tenían mayor incidencia en la general. Intentos a los que los corredores “piqueteros” dejaron tomar vuelo porque los segundos de bonificación de las metas volantes eran para ciclistas que estaban muy lejos en la general, situación que afirmaba más las pretensiones de Roberto Richeze.

Así se llegó al final de una etapa que le sobró a la carrera.