Buenos Aires, 27 de enero.-Cuando muchos creían que el escocés Andy Murray llegaba para destronarlo, Novak Djokovic mostró la mejor versión de su juego para defender su reinato en el Abierto de Australia. Con autoridad, se impuso por 6-7, 7-6, 6-3 y 6-2 y se consagró campeón del primer Grand Slam de la temporada por tercer año consecutivo (algo inédito) y por cuarta vez en su carrera.
Nole se recuperó a tiempo para llevarse el partido y vengar la final del US Open que Murray le había ganado hace unos meses. Así, el serbio empieza el año con todo y con la misión de seguir como N° 1 del mundo. Consiguió su sexto Grand Slam y sólo le falta Roland Garros, para haber conseguido todos por lo menos una vez.
El partido fue de alto nivel, parejo. Incluso el primer quiebre del partido lo consiguió Djokovic promediando el tercer set. Tras conseguir ese parcial, el serbio tomó confianza y ya no le dio chances a Murray, que evidenció molestias físicas que influyeron en la caída de su juego.
Djokovic disipó los fantasmas y dejó en claro por qué es el mejor del mundo. En Australia, ya todos hablan del Rey Nole III.
