Además de Lino y Juan Pablo Sisterna con su buggy, en el Dakar de este año participaron otros dos sanjuaninos: Ricardo Martínez al comando de una Toyota y Sergio Cerdera en una moto Kawasaki. La relación del binomio local en carrera resultó igual de cordial en ambos casos, incluso cruzándose con ellos en parte de la prueba y ayudándose mutuamente, pero tras la finalización de la prueba la historia cambió. Es que Martínez realizó declaraciones a DIARIO DE CUYO hace un par de días donde cuestionaba la confiabilidad de los prototipos como el que utilizaron los Sisterna y donde también apuntó a que "San Juan-Minero" tendría que repartir mejor su apoyo económico. "Nosotros sabemos lo que es correr con una camioneta standard como la Montero con que lo hicimos en el 2010 y terminamos 47 en la general. Los mejores buggys en este Dakar terminaron entre los quince primeros. Los buggys son autos que se utilizaron mucho antes que las camionetas en el Dakar y están preparadas para este tipo de carreras. La verdad que lo que dijo me sorprendió porque en Lima nos felicitamos entre todos. Aparte eso que la camioneta de Lucio Alvarez valía lo mismo que lo que gastamos nosotros es un disparate. Nosotros no tuvimos ni la mitad del presupuesto que Lucio para correr. Él lo dice porque esa es la misma idea de su equipo de Mendoza. Ya el año pasado, cuando nosotros abandonamos, también lo dijeron desde allá", contestó Juan Pablo en la charla con DIARIO DE CUYO y también a través de su cuenta en Facebook.

Bien distinta es la relación que tienen los Sisterna con Cerdera, a quien ayudaron en la etapa previa a abandonar en La Rioja. "Cuando terminamos el especial en San Rafael, hicimos unos kilómetros en enlace y lo vimos a Sergio tirado al costado de la ruta con la mota tirada a su lado. Nos paramos y vimos que estaba realmente mal. Decía que le dolía el bazo y eso nos preocupó con mi viejo porque podía ser una lesión interna complicada. Pero Sergio no quería que llamáramos a la asistencia médica porque eso decreta el abandono automáticamente. Mi viejo le decía "Sergio, prefiero un amigo vivo y no un corredor muerto". Al final, siguió pero después abandonó al otro día. Cuando nos enteramos en La Rioja fue un golpe duro porque sabemos lo que luchó para correr el Dakar", destacó Juan Pablo.