"Acá no nos tiene que ganar nadie", fueron las palabras de Fernando Cortez en el camarín. Palabras que llegaron a la sangre de los jugadores de Arbol Verde, que con dos hombres menos resistieron hasta el final. Los nueve que quedaron en cancha se multiplicaron y se la bancaron para batallar cada pelota dejando el pellejo. A eso se le llama amor propio. Con esas virtudes el Arbolino venció 2-1 a Atenas con un buen arbitraje de Emanuel Ejarque, que tuvo un error, el penal que no fue y él sólo vio.
El Mirasol propuso pelea y lucha, le jugó de igual a igual. Pero jamás pudo aprovechar la ventaja numérica en el campo. Los nervios, se le nubló la vista a la hora de encontrar los caminos. Con este triunfo el equipo del Cabot quedó a un punto de la punta.
Temprano empezaron las emociones. A los 5′ Raúl Puebla bajó la pelota con el pecho, pero el árbitro Emanuel Ejarque vio un penal que no fue. Por más reclamos, la sanción estaba cobrada. José Luján remató y Zamora atajó. Pero el juez lo hizo patear de vuelta por invasión y el volante Arbolino esta vez no falló, 1-0. Pero Atenas reaccionó rápido con un golazo del pibe José Chávez.
El partido era parejo. Trabado y jugado al límite. Sobre el final el Arbolino se adelantó en el marcado con un tiro raso de Franco González, 2-1.
La etapa complementaria fue reñida, es por eso que Franco González por un codazo a Ropero vio la roja. Aún así el Arbolino no se refugió y casi cierra el partido con un disparo al palo de López. Pero el equipo local estaba un poco alterado, se había llenado de amarillas y entonces Funes, por una fuerte falta, se fue expulsado. Todo el viento a favor para Atenas, que con tantos espacios se le nubló la vista y chocó con la dura defensa Verdolaga, que aguantó firme para conservar el triunfo.

