Racing venció a Belgrano en Avellaneda por 1-0 y se aseguró llegar a la última fecha dependiendo de sí mismo para gritar campeón. Hoy le sacó cuatro puntos de luz a Defensa y Justicia, que mañana desde las 11 visitará a Patronato en Paraná.
En los primeros 30 minutos la Academia jugó dándole la razón a la sentencia del Chacho Coudet, de que este era el mejor equipo del club de los últimos 25 años. Fue realmente un arranque de ensueño y al minuto Lisandro López rompió el cero con un anticipo espectacular, digno del mejor goleador del torneo.
El gol lejos estuvo de aplacar la fiereza del local, que antes de los 10 estuvo dos veces más a punto de quebrar a Rigamonti, por intermedio de Donatti y Solari.
El Pirata era como un boxeador groggy que espera el banquito, pero con el agravante de que para la campana faltaba un montón. Sin juego y casi sin tenencia de pelota, los cordobeses apostaron sus fichas a mantenerse en juego. Es decir, no recibir el segundo. Y esa mano de nocaut estuvo cerca de llegar con Cvitanich, primero, y luego con cabezazo de Sigali que devolvió el travesaño.
En el complemento el juego fue otro. Los Piratas ganaron presencia en ataque con el ingreso de Gudiño y de arranque casi lo empata Mendoza, pero no llegó a empujarla abajo del arco.
Definitivamente el segundo tiempo fue otro cantar. No la pasó mal Racing, pero lo jugó incómodo, como sabiendo que si no lo liquidaba podía perder una gran parte de la Superliga. Estuvo cerca con Zaracho, resolvió mal algunas contras propicias y rezó ante cada centro cordobés hasta que Fernando Rapallini pitó por última vez en la noche del Cilindro y los nervios le dieron lugar a la euforia.