"Si este no es el hockey, ¿el hockey donde está?" Frase, pensamiento. Lo que sea. Pero tan justa y apropiada para el partido de anoche entre la UVT y Estudiantil que inclusive seguir sumando cualidades al juego es hasta redundante. Un choque de aquellos. Que lo terminó ganando el Albiverde, por 7-5, con esa arremetida cerca del final, aprovechando errores ajenos, pero que fue de marcador cerrado durante todo su desarrollo. En el juego en sí, todo lo bueno que cualquiera se pueda imaginar. ¿Motivos? Jugaron prácticamente los diez de cada plantel (sólo no lo hicieron los arqueros suplentes y un jugador del Verde) y ninguno de los equipos llegó a la décima infracción, esa que le brinda al rival la chance de contar con un libre directo. Todo eso justifica el ritmo frenético de las acciones y el escaso contacto entre jugadores, algo que facilitó notoriamente la actuación de los árbitros.
Largó la Liga Nacional de hockey y, en el partido presentación, UVT y Estudiantil dieron cátedra de cómo se debe jugar. Y eso no es poco.
La visita (Estudiantil) arrancó como un león. Antes de los 5′ ya ganaba 2-0. Pero a UVT no le costó para nada reaccionar. Tanto que sólo dos minutos después ya había equiparado el tablero. Ya, por ese entonces, era un gran partido. Con juego rápido, preciso y hasta efectivo. Con los arqueros convertidos en figura por todo lo que taparon.
Y, en el complemento, las emociones se sucedieron sin solución de continuidad. Pablo Martín fue la carta brava de Estudiantil. Porque a su faceta goleadora le agregó juego inteligente. Tuvo un gran ladero en Gonzalo Gómez. Y la UVT, amén de los errores en la marca, contó con un notorio aporte de Gonzalo Fábregas y Francisco Roca, entre los más activos. Estudiantil lo ganó por aquellos goles que llegaron cerca del cierre. Pero gracias por el hockey que mostraron los dos.

