Con 29 años decidió volver al pago, luego de varias temporadas corriendo en los escarpados terrenos de Europa. Roberto Antonio, el hijo mayor de Omar (El Pata) un notable ciclista de los ‘70, consiguió tres temporadas después de retornar del Viejo Mundo su victoria más importante en el país. Ganó la Vuelta de Mendoza y lo hizo de manera magistral demostrando que cuando uno encara con seriedad los objetivos la edad no es impedimento para conseguir cualquier logro.

Llegó al mundo el 25 de octubre de 1981, su madre Mabel Araquistain, lo tuvo en Bella Vista, ciudad bonaerense donde el ciclismo se respira de manera especial. Por ser el más grande fue quien abrió el camino a sus hermanos menores, Maximiliano, que corre en el equipo italiano Lampre-Mérida y es el único ciclista argentino que integra un equipo World Tour (máxima categoría del profesionalismo), Mauro y Adrian, quienes corren en conjuntos continentales.

Recién a los 16 años empezó con el ciclismo, antes el fútbol llenaba sus espacios. Su idilio con el ciclismo data desde que un sábado de 1997 cuando junto a Maxi, en sus bicicletas de mountain bike salieron a acompañar a su padre que salió a rodar para mantenerse en forma. “En ese momento decidimos practicar este deporte de manera profesional”, acotó quien invitado por Sergio Uñac, se sumó al equipo pocitano, primero circunstancialmente y desde 2010 de manera permanente para seguir dando rienda suelta a su pasión. “A Sergio y ahora a Fabio (Aballay actual intendente) les estaré eternamente agradecido”, afirmó.

Resumió su victoria en la Vuelta de Mendoza en pocas palabras. “Tuve la virtud de estar muy atento y aprovechar las circunstancias de la carrera. Además conté con un gran equipo en el que todos me ayudaron para conseguir el triunfo”, explicó.

“Gané en el Manzano histórico y en la tercera etapa me prendí en una fuga que primero llevaba 40 segundos y que cuando quisimos acordar tenía seis minutos, fui el único del equipo que quedó arriba y como era el mejor ubicado quede líder”, amplió quien luego apeló a toda su experiencia para desarrollar una estrategia inteligente, con vistas a sacarle el mayor rédito posible a la ventaja en minutos que tenía.

“El rival más duro era Godoy (Sergio), que sube muy bien y que está pasando por un gran momento (NdR: fue tercero en el Tour e San Luis)”, confió quien es de aquellos corredores que todo técnico quiere en su equipo. Por condiciones y por nobleza a la hora de afianzar un grupo en busca de grandes objetivos.