El acto del sorteo de la Copa América fue brillante. Es que salió preciso, colorido y folclórico. Encima en un escenario impresionante como el Teatro Argentino de La Plata. El animador Sergio Goycochea, tan brillante en su función como cuando atajó los penales en el Mundial Italia "90, algo que lo convirtió en un personaje del fútbol argentino de todos los tiempos, se mostró rápido y hasta se dio el gusto de hacer un par de bromas, que distendieron a los pocos nerviosos que había.

Los respectivos discursos de Nicolás Leoz (el presidente de la Confederación Sudamericana de Fútbol), Julio Humberto Grondona (titular de la Asociación del Fútbol Argentino), Daniel Scioli (gobernador de la provincia de Buenos Aires) y, después, separada la alocución estadista del dirigente Eduardo De Luca, fueron todos resumidos y directos. Leoz magnificó el escenario donde se realizó el acto, agradeció la preocupación de los organizadores, felicitó a México y Japón por asistir a un evento sudamericano como invitados y les deseo suerte a todos. Grondona, a su vez, también felicitó a los dirigentes y gobernantes por unir esfuerzo y deseó que la Copa América sea un verdadero éxito. Y Scioli, finalmente, dio gracias por confiar en los bonaerenses para organizar el acto del sorteo y mencionó las bondades del estadio techado de La Plata, que será sede del partido inaugural.

Hubo una distinción especial: a Juan Ramón Verón, el papá de la Brujita, aquel delantero que brilló en la década del "70 en Estudiantes. Se le entregó la condecoración a la orden del mérito del fútbol sudamericano. Se la entregaron Leoz, Grondona y Scioli. Fue emotivo, más aún por el cerrado aplauso de la sala.

La ceremonia siempre estuvo matizada, de manera ideal, por la música y los bailes autóctonos de cada región que será subsede. Así, bailaron por las regiones Nordeste, Cuyo, Noroeste y patagónica.

Además hubo un momento de máxima emotividad y una imagen que sorprendió a todos. La emoción fue escuchar la voz de Jairo entonando "América". Y la imagen de la Copa suspendida sobre el escenario de manera permanente fue inigualable.