Por Fabio Cavaliere
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DIARIO DE CUYO

La pasión lo hace al fútbol algo sin comparación. Diferente a cualquier otra actividad. Si a eso se le suma la impronta argentina da como resultado historias especiales como la que se vivieron en San Petersburgo en la clasificación Argentina a octavos de final, con el grito agónico de Marcos Rojo. Desde lo que genera en todo sentido Lionel Messi hasta la admiración de los rusos por el fanatismo albiceleste, pasando por nigerianos que le jugaron "en contra" a su propio corazón. Un repaso, por sólo algunas de esas experiencias que confluyen en un Mundial.

 

Negocio siempre

Lionel Messi es una mina de oro y si encima se está jugando un Mundial, ni hablar. Una pareja de rusos diseñó esta silueta del capitán argentino y se colocó en la entrada principal al estadio. "One dólar" avisaban a cada hincha entusiasmado que se acomodaba para la selfie.

 

Difícil de entender

Que el simpatizante argentino es admirado en el mundo por su fanatismo y jolgorio se puede dar fe por estos lares. En la salida de la cabecera, donde se ubicó el grueso de la hinchada albiceleste, los acomodadores observaban asombrados el festejo de los argentinos que no se querían ir.

 

Les pateó en contra

Aghbel es un nigeriano fanático de Lio, que aunque enfrentó a su Selección se fue con este atuendo al partido en San Petersburgo. No sólo se puso la albiceleste con la 10 de Messi, tras la eliminación de su equipo igual se quedó festejando con los hinchas argentinos contagiado por la alegría de éstos.

 

Galos confiados

Los hinchas franceses ya estaban seguros que en octavos de final su rival sería Argentina. Con total desparpajo presumían del poderío de su Selección apostando por su victoria. "Messi ciao, Messi ciao" entonaban a cada albiceleste que pasaba con el ritmo de Bella Ciao.