Para la posteridad. Los fanáticos del Dakar se deleitan ante el paso de los siempre ‘adorados’ camiones. Los monstruos de hierro que circulan a más de 100 kilómetros por hora y que dejan su huella increíble. Los celulares estuvieron a pleno cuando pasaron por El Salado. Un cuatriciclo circula por la huella que le marca cuál es el camino con destino a Mogna, otra de las zonas destinadas ayer al público. Un clásico. El helicóptero de la organización como es habitual siguiendo de cerca la prueba por cualquier inconveniente. En cualquier lugar. El cerro sirvió de ‘platea preferencial’ para los fierreros. Agua bendita. Un padre refresca a su hijo en el mediodía, cuando la térmica ya había superado los 50º. Completo. Arriba, el sector determinado por la organización para estacionar los vehículos en la tercera zona de espectadores de la 10ma etapa de esta edición del Dakar. Los gauchos. El entusiasmo por ver la carrera más peligrosa del mundo es una imán para todos, incluidos estos jinetes que observaron el paso de una moto.