El español Antonio Gómez y el suizo Erick Armati fueron los árbitros de la semifinal de anoche entre Argentina y Portugal. Y resultaron cuestionados por ambos lados de acuerdo a sus cobros, pero sobre todo del lado lusitano que los marcaron como los principales responsables de la derrota. Los jueces tuvieron fallos acertados en líneas generales, aunque es cierto que habitualmente el directo con que pasó a ganar la Argentina (2-1), que ejecutó primero Emanuel García y después repitió Pablo Alvarez para convertirlo, es difícil que se repita en una instancia como esta. Ese tanto hizo estallar de furia a los europeos, teniendo cierta razón. También es cierto que unos minutos antes, David Páez marcó un gol legítimo y el árbitro Gómez no lo sancionó por considerar que la bocha no había pasado la línea de sentencia, algo que realmente ocurrió pues el arquero Silva la metió con su espalda.

Justamente en la nacionalidad de Armati, un país con escaso roce a este nivel, estuvieron los dardos apuntados del técnico de Portugal, Rui Nieto. Algo tan cierto como que sus dirigidos después del 2-1 protestaron más de lo que jugaron.