En los últimos años se hizo común que jugadores o técnicos que transitan buena parte de su carrera lejos de la Argentina, una vez que regresan al país que los formó critiquen la actualidad en la que viven. De lado, claro, dejan el reconocimiento por ser este lugar donde pueden desempeñarse en la profesión que tanto les gusta. Ayer, en una nota con la agencia de noticias Télam, el técnico de San Martín, Gabriel Perrone, demostró que es un ejemplo más en ese sentido. "Acá no existen los proyectos a largo plazo. Hay demasiado dramatismo. Si hoy perdés te convertís en el peor de todos y cuando ganás sos (Diego) Maradona y Pelé juntos. Hay un atraso cultural (sic). Dirigí en España, donde existen exigencias, pero es diferente. Mientras otros países como Ecuador y Venezuela avanzan, nosotros nos quedamos", expresó el coach verdinegro, dejando en claro su molestia por el contexto en que se debe mover actualmente. Pero, entonces, ¿por qué Perrone decide trabajar en un país, según él, nocivo para los entrenadores? La respuesta la tendrá él, aunque se puede suponer que sus palabras van a contramano de sus decisiones. Sucede que el técnico de San Martín dio el sí cuando la dirigencia sanjuanina lo buscó intentando ganarse un nombre en la Argentina, dejando de lado todas las carencias que el observa en el fútbol doméstico. Ese fútbol doméstico donde está haciendo su primera experiencia a este nivel y por lo que se observó hasta el momento, sin los resultados anhelados. De hecho, su continuidad causó más de un malestar en los hinchas de San Martín. Hablando de resultados y el exitismo que Perrone, aparentemente, no observa en España, hay un ejemplo claro que marca lo contrario. El Real Madrid, último campeón de la Liga española, tiene su DT, el multicampeón, José Mourinho, en la cuerda floja por su pobre labor en esta Liga donde está a 18 puntos del líder, Barcelona. En la Casa Blanca nadie se acuerda del título de mitad del año pasado, sino le remarcan al técnico portugués este presente cargado de malos resultados y las peleas constantes con los referentes del grupo.
Por Gerardo Alaniz
