Johannesburgo, TELAM
El seleccionado argentino, en una actuación que lo reafirma como candidato al título, goleó 4 a 1 a Corea del Sur, en un partido correspondiente al Grupo B del Mundial de Sudáfrica 2010, y quedó más cerca de los octavos de final. Gonzalo Higuaín, en tres ocasiones, y Park Chu-Young, en contra, marcaron los goles del equipo de Diego Maradona, mientras que Lee Chung-Yong anotó para los surcoreanos.
Desde el inicio, Argentina le tiró "su chapa de campeón" encima a los surcoreanos. El equipo de Maradona no dudó un instante en plantarse en campo contrario y salir a buscar el gol.
Con Lionel Messi y Carlos Tevez retrocediendo para entrar en juego, el equipo tuvo circuitos y triangulaciones por derecha, con las subidas de Maxi Rodríguez y por izquierda, con Angel Di María.
La ausencia de Juan Sebastián Verón, aunque suene raro, le dio más fútbol al equipo, porque con los dos volantes abiertos siempre era posible cambiar de frente o volver atrás y avanzar en forma de abanico, como hace el Barcelona.
Así, el combinado albiceleste fue arrinconando a Corea del Sur, entrando por las puntas, intentando por el medio, pero sin tener mucha profundidad.
De todos modos, el gol se venía venir, porque el partido se jugaba muy cerca del área surcoreana y cualquier error sería fatal. Y el error llegó. Luego de un centro al área de Messi, el delantero Park, no el del Manchester sino el Park menos conocido, quiso rechazar y mandó la pelota al fondo de la red. Todo fue del seleccionado argentino, que cuando se inspiraba Messi podía llegar al tercero antes del segundo.
Pero tuvo que llegar antes el segundo, en otra jugada de pelota parada, peinó Burdisso y entró Higuaín por el segundo palo, para de cabeza establecer el 2 a 0. El partido estaba tan claro que la goleada era inminente. Messi tuvo el tercero pero la pelota, que picó con clase, se fue desviada.
Cuando el primer tiempo se moría, Demichelis, quien dejó pasar una pelota sencilla, se confió y Chung-Yong lo aprovechó para descontar y darle vida a un equipo que estaba muerto. Pero el equipo argentino no pareció sentir el impacto, pese a estar a tiro de sufrir el empate.
Salió a jugar el segundo tiempo con la misma actitud del inicio del partido, presionando, con Javier Mascherano parado más adelante, los volantes atacando y los puntas inquietando siempre. Messi no pesó como ante Nigeria, pero pidió la pelota siempre, buscó, se asoció con sus compañeros, arrastró marcas y le dio más libertad a Tevez.
Corea del Sur estuvo cerca de llegar al empate en un par de oportunidades, pero Argentina siempre dominó el partido aunque cedió un poco la posesión de la pelota.
Cuando parecía que habría sufrimiento, Maradona mandó a Agüero a la cancha, quien aportó en los dos siguientes goles de Higuaín, que pusieron justicia en el resultado. Las dos veces definió abajo del arco: en el primer tanto aprovechó un rebote en el palo luego de una gran jugada de Messi y en el segundo, su tercero personal y el cuarto de la Selección, aprovechó una asistencia precisa del Kun.

