Era todo o nada… Y fue nada. Así, con un 4-1 que sacudió todo en Peñarol, el Bohemio dejó mucho más que tres puntos en San Luis ante el rival directo: Estudiantes. La luz de la esperanza para salvarse se alejó a 8 puntos con 18 por disputar y sabiendo que ya no depende de Peñarol. Ese fue el lamentable saldo de la presentación del Bohemio en el estadio Juan Gilberto Funes. Una producción que se desmoronó en apenas 33 minutos porque a esa altura ya perdía 3-0 con los dos goles de Jorge Trinidad y el restante de Diego Medina. Era el principio del final para Peñarol que descontó en el complemento con Javier Gil, pero luego Facundo Hang le puso el broche final a una goleada que no resultó una más en esta pésima campaña. Fue tal vez ese golpe que te deja nocaut y del que Peñarol tendrá que buscar levantarse para dar la pelea hasta el final mismo. Le quedan por delante seis fechas, tres en San Juan y otras tres afuera. Vendrá Argentino de Monte Maíz, luego irá a Bolívar, quedará libre después, para retomar como local ante Juventud Unida. La penúltima salida será a San Martín de Mendoza y en luego cerrará su localía ante Huracán Las Heras para terminar la campaña visitando a Atenas de Río Cuarto en la fecha 36. 18 puntos a 8 de la salvación, es demasiado para un equipo que se armó en el caos, que sigue a la deriva institucional en un torneo que es semiprofesional y ahora lo paga.

Queda tiempo para dar la cara, para terminar buscando ese milagro que podría salvarlo del descenso pero dirigencialmente, este Peñarol se fue hace rato. Tenía que tocar fondo en algún momento y puede que sea para tomar impulso y resurgir. Los errores tienen sus costos y hoy, en Chimbas, se sufren. Todo mal. Todo para que termine así como se está terminando.